La conjura

Dos partidos esta semana y uno el miércoles de ceniza, deciden la temporada. El primero, esta noche frente al City, equipo que con Guardiola no ha logrado pasar de cuartos. Como se adelantó ayer en estas páginas, los madridistas invocan a la conjura para superar la eliminatoria, se supone que la conjura les durará hasta el domingo, como poco, ante el Barcelona. Es difícil, pero no imposible, que alguno haya leído el último poemario de Borges, «Los conjurados» (1985), en donde uno puede leer: «Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas./Han tomado la extraña resolución de ser razonables./Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades (...) Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético». Está bien que se conjuren, aún cuando la conjura siempre es un exceso. No llegan bien, por muy conjurados que vayan, pero se les agradece la intención y si es posible la extiendan al resto de la temporada, si es que después del domingo hacia la medianoche les queda temporada por delante. La cosa es que ante las dudosas rotaciones de Zidane, equilibrios inquietantes en el alambre, que, hasta hoy, quien las entienda que lo explique, la situación no pinta bien, salvo que uno decida acudir, como consuelo piadoso y solidario, al gran enigma del fútbol contemporáneo: la flor o el método. He ahí la cuestión, al decir de Sterling, que distingue, dice, al entrenador del Madrid. La opinión está dividida, o rota, o cansada. Visto lo que se ha visto, en esa ¡extraña resolución de ser razonables!, se espera que juegue Mendy; que Fede Valverde ocupe el lugar en el once del que nunca debe faltar; que Vinicius, bien se lo ha ganado, ocupe plaza de titular y que la apuesta por cuatro en el centro se deje para el partido de vuelta. Lo obvio, que el Manchester City no marque. El temor, que esta defensa, este medio de campo, va a necesitar conjurarse a tope, incluso poner una vela a los santos que acostumbren, si acostumbran. Al menos, se han conjurado, ya es algo.

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