sábado, 29 de febrero de 2020

El hockey femenino, sin complejos a por todo en Tokio 2020

La selección femenina de hockey se quedó fuera de los Juegos de Londres 2012 y el batacazo golpeó duro en el orgullo y la pasión de las jugadoras. Sin un horizonte definido, el seleccionador Adrian Lock lanzó unas preguntas: ¿qué queréis hacer con este equipo? ¿Dónde queréis estar? Y se respondieron que en lo más alto; recuperar el espíritu de grandeza de aquel oro de Barcelona 92. A pesar de las dificultades. Ya en Río 2016 lograron atrapar un diploma. Hoy ni con eso se conforman. Con un bronce mundial en 2018 y otro europeo en 2019 miran con avaricia a Tokio. Clara Ycart (Barcelona, 1999) es uno de los nombres de esta nueva generación que vive de podio en podio. Pero figuras de peso como Bea Pérez (Santander, 1991) no quieren que el vestuario se olvide de dónde vienen. «Esto no ha llegado gratis». «A raíz de esa reunión hubo un compromiso a exigirnos mucho más. A entrenar no solo en conjunto sino también individual. Muchas alcanzamos un grado de madurez que no teníamos», recuerda Pérez de esa época gris con muchas lágrimas y poco dinero. Había que costearse los viajes, encontrar recursos de donde fuera para cumplir con los entrenamientos cada una en su isla, asumir que no se ganaba nada ni en la cuenta corriente ni en el palmarés. Pero ya sabían qué querían hacer, y empezaron a ver la luz. Y ciertos recursos. Y ciertos resultados. «Aumentaron los días que podíamos concentrarnos, y la calidad de vida como concentradas: nutricionistas, psicólogos, máquinas para recuperar. Detalles que te hacen estar mejor preparada. Pero sobre todo fue trabajo, trabajo, trabajo, horas, horas y horas; y la capacidad de sufrimiento de cada una». Todo junto provocó que se derribara el último obstáculo para poder volar hacia los puestos que por esfuerzo merecían. «Eliminamos un complejo de inferioridad que arrastrábamos desde hace años. Te veías siempre ‘uff, nos toca tal selección, a ver quién les gana’. Nos entrenábamos bien, competíamos bien, pero no llegaban nunca los resultados. Ahora confiamos en el proceso que hemos llevado, ver de dónde nos hemos levantado y hoy sí nos creemos capaces de todo». Lo han demostrado en los últimos años, instaladas en los puestos de élite y clasificadas para Tokio sin demasiado sufrimiento. «Antes las demás selecciones venían confiadas a jugar contra nosotras. Nos respetaban siempre, pero ahora quizá nos temen un poco porque saben que somos un equipo que pelea hasta el final, que damos problemas y sorpresas a algún grande. Holanda está un peldaño por encima y empatamos con ellas en la fase de grupos del Europeo». Subir otro escalón El hockey español ha dejado de mirar hacia abajo, con miedos internos y externos al salir al campo. Levantan ahora la cabeza y su mirada se amplía en el horizonte. Sin Londres 2012, diploma en Río 2016. ¿Tokio? «Hoy, a finales de febrero, para mí sería decepcionante un octavo puesto. En ese momento fue todo un logro, desde luego. Y todo puede pasar porque hay un grupo complicado, pero se está trabajando tanto, el salto de calidad es tan grande y la trayectoria ha sido tan ascendente que sabría a poco. Hay que aspirar a más. El objetivo es la medalla», sentencia Pérez. «Sí, tiene razón. Sería decepcionante. Un octavo puesto me dolería», acompaña Ycart, que solo conoce esta España de podios y sonrisas. «Es más fácil tener una dinámica de no ganar nada nunca. Como me pasó en las categorías inferiores. Ahora estamos en la contraria, que es la más difícil de mantener. Conseguir un buen resultado en los últimos dos, tres años ya no es la excepción, es la norma. Es una suerte jugar en un equipo que ves que está arriba siempre, dentro del top mundial», explica la joven del Terrasa. Debutó con la absoluta el día que cumplía 18 años, lleno su estreno de nervios y lecciones en este vestuario español que define como una familia donde todo se comenta, se expresa, se disfruta, se vive. «Los entrenamientos son muy exigentes y a mí me gusta porque creces; y hay mucha competencia, pero el ambiente es cercano y te arropan. Así es mucho más fácil tirar hacia delante y superar los obstáculos cuando las cosas no salen tan bien». Quizá, como otras antes que ella, se plantee salir al extranjero para seguir creciendo. Algo que también tiene en mente Pérez: «Te hace conocerte a ti misma, otros deportes y culturas. Pero cuando empezaron a irse compañeras mías me daba pena que nuestra liga perdiera valor. Aunque también les dio más responsabilidad a las jóvenes... No sé, ni todo es malo ni todo es bueno, supongo», duda. Por el momento, Ycart espera estar en la lista para Tokio 2020. Concede que se ha empapado del ejemplo de esfuerzo, concentración y convicción de referentes como Pérez: «Nos han convencido de que podemos hacerlo todo. Ya no vamos a ver qué pasa, sino a por todas. Y nos lo creemos». Afrontan el futuro sin miedo, pero con memoria. «Queremos que disfruten este gran momento, pero que no olviden de dónde venimos, todo lo que hemos trabajado para llegar aquí y todo lo que nos queda. Esto no ha llegado de la nada. Ni ha sido gratis».

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