El Partido Popular sigue dando vueltas a las listas electorales que compartirá con Ciudadanos en el País Vasco, y que motivaron una crisis interna y la destitución de Alfonso Alonso como candidato. Fuentes populares confirmaron ayer a ABC que Carmelo Barrio, otro histórico dirigente del PP vasco, será el número uno por Álava, un puesto que hasta ahora había estado reservado para Alonso. Barrio había asumido la tarea de portavoz del PP en el Parlamento vasco tras la renuncia de Borja Sémper el pasado mes de enero. Su trayectoria parlamentaria se inició hace 30 años, en 1990, y es uno de los diputados que mejor conocen los resortes internos de la Cámara vasca. Barrio, como Iturgaiz, despegó en política en la década de 1990, por lo que ambos son viejos conocidos y han vivido juntos los momentos más duros del partido. En Vizcaya, el número uno será Carlos Iturgaiz, como informó ABC, según pidió él mismo a Pablo Casado. Según fuentes populares, es lo único que puso sobre la mesa a la hora de hablar de las listas. El resto de los nombres los dejó para las conversaciones de los presidentes provinciales y Génova, que tienen hasta mañana, día 1, para cerrar todas las candidaturas. Según el acuerdo de coalición con Ciudadanos, al partido de Arrimadas le corresponden el número dos de Vizcaya, y los números tres de Álava y Guipúzcoa. Frente antinacionalista Paralelamente, Pablo Casado y Carlos Iturgaiz iniciaron ayer la precampaña de las elecciones vascas en un enclave tan simbólico para el PP como es Ermua, la tierra en la que Miguel Ángel Blanco defendió las siglas del partido antes de ser asesinado. «Qué mejor lugar que este», apuntaba el vizcaíno, que fue designado candidato a lendakari hace ahora una semana. Pasado el terremoto interno, tanto los dirigentes vascos como los nacionales cerraron ayer filas en torno a las figuras de Casado e Iturgaiz para lanzar un mensaje de unidad de cara a unos comicios a los que se presentan como la «única alternativa» a un nacionalismo «sectario». «Somos la única alternativa a la mala gestión y al supremacismo social y político», exclamó Casado, que negó la fama de «buen gestor» de un PNV que en los últimos meses se ha visto salpicado no solo por la crisis del vertedero de Zaldívar, sino también por escándalos de corrupción como el del «caso De Miguel». En este sentido, denunció que «el nacionalismo ni gestiona bien ni defiende los intereses generales ni reivindica la mejor memoria» de la historia del País Vasco: «Por eso tendimos la mano a Ciudadanos en una tierra tan castigada por el nacionalismo como el País Vasco», añadió. La de ayer fue la primera visita del presidente del PP a tierras vascas después de la crisis provocada por la dimisión de Alonso. El hecho es todavía reciente, pero los populares apostaron por no seguir desviando el foco de atención de la cita electoral. Al respecto, voces autorizadas del PP vasco sostenían que es hora de dejar de hablar de «cuestiones internas» y de recuperar la unidad entre Vitoria y Madrid. «Lo que haya podido pasar ya se ha resuelto y queda atrás, estamos todos en el mismo barco», señalaban. Frente a una gran fotografía de Blanco colocada en la sede de la formación en Ermua, el propio Iturgaiz apeló a la unidad de lo que denominó una «gran familia». La plana mayor de la formación vasca acudió al municipio vizcaíno para arropar a Casado y al candidato a lendakari, incluidos los presidentes provinciales —Iñaki Oyarzábal, Raquel González y José Luis Arrúe—, el parlamentario Carmelo Barrio y la secretaria general, Amaya Fernández, que ocupa ahora el cargo de presidenta interina del PP autonómico. Juntos visitaron también las inmediaciones del vertedero de Zaldívar que colapsó el pasado 6 de febrero, así como el colegio San Lorenzo, uno de los más afectados por la contaminación procedente de los fuegos producidos en la escombrera.De España https://ift.tt/2uID4Pi
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