sábado, 29 de febrero de 2020

La encrucijada electoral

En una liga como la española compiten nominalmente 20 equipos, pero al final del campeonato la estadística demuestra que el trofeo acaban disputándoselo, salvo en contadas ocasiones, únicamente dos clubs, el Real Madrid y el Barça. Solo un dato. Entre ambos acaparan 30 de los últimos 35 títulos. Viendo la clasificación a esta altura de la temporada no parece que este año vaya a ser distinto. Solo dos opciones. El mismo número de alternativas que tendrá el ciudadano el próximo 5 de abril cuando acuda a las urnas en las próximas elecciones autonómicas en Galicia. Sí, nominalmente se presentarán a los comicios varias fuerzas políticas, pero en realidad solo hay dos posibilidades reales. O el electorado le vuelve a otorgar una mayoría absoluta a Alberto Núñez Feijóo o entrega San Caetano a un multipartito en el que convivirían siete partidos diferentes. Y en esta encrucijada una de las claves será la distribución del voto en cada bloque político. En el de la derecha, el pasado 10 de noviembre unas 178.000 papeletas de Vox y Ciudadanos se escurrieron por el sumidero de la ley electoral, yéndose directamente a la papelera sin traducirse en escaño. El próximo 5 de abril, en cambio, no parece probable que vuelva a suceder lo mismo. Las encuestas -todas las publicadas- indican que el partido de Abascal y la formación naranja están, siempre han estado, muy lejos de entrar en el Hórreo y no obtendrán representación en el Parlamento Gallego. En realidad, Ciudadanos y Vox son y siempre han sido actores irrelevantes en el tablero político autonómico. Primero, porque ambas fuerzas han renunciado a hilvanar un discurso para Galicia. De hecho, el partido que lidera Santiago Abascal ni siquiera va a presentar formalmente un candidato a la presidencia de la Xunta en un proceso electoral encaminado a elegir al presidente de la Xunta. Segundo, porque tanto como Ciudadanos como Vox son ajenos a la realidad política de esta comunidad. Y ello explica las extravagantes declaraciones que los responsables de una y otra formación hacen de cuando en cuando sobre Galicia y las conexiones que ellos aprecian entre Núñez Feijoo y el nacionalismo. Tercero, porque precisamente Feijóo ha sido siempre un dique de contención frente a ese tipo de relatos extremados. El perfil centrista del líder de los populares y su discurso de amplio espectro ha servido en anteriores procesos electorales, y todo hace indicar que también el 5A, como vacuna frente la fragmentación del voto de centroderecha. Y cuarto, porque tanto el partido de Abascal como la formación naranja están en una fase de declive. El suflé de Vox hace tiempo que ha empezado a desinflarse y Ciudadanos ha entrado directamente en su etapa final de disolución. En este contexto, parece probable que ambas formaciones queden muy lejos de superar la barrera del 5% para entrar en el reparto de escaños. Todas las encuestas apuntan ya en esa dirección. Y ese consenso en los sondeos favorece asimismo que una parte, seguramente no pocos, de los simpatizantes que aún pudieran quedarles opten finalmente el 5 de abril por el denominado «voto útil». La concentración del voto en cada bloque político será uno de los factores claves de estas elecciones autonómicas. La izquierda ha reducido riesgos al aglutinar en una única papeleta las distintas familias que han sobrevivido a la enésima implosión del rupturismo. La derecha puede hacerlo, a pesar de que concurran varias marcas en ese bloque, en las urnas. Y a estas alturas todo parece indicar que, en efecto, Ciudadanos y Vox serán residuales el 5A. Sí, como en la Liga de fútbol, nominalmente compiten muchos equipos, pero el campeonato se resume al final en una pelea de dos. El resto de equipos roban puntos, pero no suman suficiente para luchar por el título. Dos opciones, dos alternativas. Esa es la encrucijada que deberán resolver los ciudadanos el 5 de abril. O mantener a Feijóo cuatro años más en la Xunta o entregarle las llaves de San Caetano a un multipartito en el que convivirían siete fuerzas políticas distintas.

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