miércoles, 26 de febrero de 2020

Garicano dice «no»: ni Arrimadas ni Igea lo llevarán en sus listas

Luis Garicano finalmente no estará en la candidatura de Inés Arrimadas. El pasado 15 de febrero la respaldó explícitamente en un acto de su precampaña, pero anteayer ya le comunicó a su entorno más cercano que no se unirá a ninguna lista para presidir el partido. Francisco Igea, que se enfrentará a la jerezana, lo vendió en Twitter como una victoria. Amigo personal suyo, subió una foto de los dos juntos con un mensaje de agradecimiento. Garicano, líder de Cs en Europa, informó de que seguirá trabajando por el partido, pero renunció a participar en ninguna candidatura tras su fracaso para «unir el partido y recuperar la ilusión». Los afiliados tendrán que escoger entre Arrimadas e Igea, pero él, al menos por ahora, no lo hará. Personas de la máxima confianza de Arrimadas consultadas por ABC sostienen que unos días atrás Garicano seguía aportando ideas para la campaña, y que hasta la noche del lunes su nombre figuraba en su lista. En el entorno de este matizan a este diario que no aceptó lo que le «ofreció». Su plantón, sin embargo, fue el único disgusto que recibió ayer Arrimadas. Su lista, en comparación con la de Igea, está repleta de rostros mediáticos y potentes para hacer atractiva la candidatura. La novedad más destacada es la de Jordi Cañas, que lideró el sector crítico en la IV Asamblea General y se enfrentó a la propuesta de Albert Rivera de sustituir la socialdemocracia por el liberalismo. Perdió, pero respetó el resultado y ahora obtiene recompensa. En la propuesta de ejecutiva de Igea, además de la número dos, Marta Marbán, que es diputada autonómica en la Asamblea de Madrid, se congregan cuatro exdiputados que han abrazado sus tesis: Fernando Navarro, Orlena de Miguel, Saúl Ramírez y Javier Cano. La de Arrimadas, en contraste, reúne actuales eurodiputados, diputados nacionales y autonómicos, vicepresidentes y consejeros de gobiernos autonómicos, y algunos de los fichajes estrella como Marcos de Quinto o Edmundo Bal -que debe esperar porque cuando se cerró el censo no contaba aún con los seis meses de afiliación necesarios-. Arrimadas da pistas ya de la estructura, con cambios significativos. Su propuesta busca dotar de más «horizontalidad» a la dirección y eliminar el salto cualitativo entre la secretaría general y el resto de áreas. Marina Bravo, sucesora al frente de Programas de Toni Roldán, será su secretaria general si gana las primarias. Es uno de los guiños hacia las mujeres, a las que pretende dar más peso en esta nueva etapa. El otro es mantener a Melisa Rodríguez como portavoz y situar a su lado a una portavoz adjunta: Lorena Roldán. Para reforzar la estructura orgánica, se crean dos vicesecretarías generales: una de contenido orgánico, que liderará Carlos Cuadrado; y otra política, que asumirá el exsocialista Joan Mesquida. José María Espejo, mano derecha de Arrimadas, será vicesecretario adjunto y trabajará mano a mano con Cuadrado. En organización se despeja la incógnita y Fran Hervías sale de la ejecutiva. Lo sustituye Borja González, policía nacional, que ya desempeñaba esta función en el País Vasco. La comunicación, si se imponen, no contará con una figura política y será más «transversal».

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