Hace apenas unos días se hizo público que la Reina Isabel II estaba en conversaciones con los Duques de Sussex para prohibirles la utilización de su marca, Sussex Royal, después de que «abandonen» la Familia Real británica la próxima primavera, por tratarse de una terminología vinculada con la realeza. Meghan Markle y el Príncipe Harry, que han tomado la decisión de dar un paso atrás como miembros senior de la Corona, emitieron posteriormente un comunicado en el que, aún acatando las imposiciones de la monarca, dejan clara su postura, y aclaran que no existe jurisdicción del Reino Unido sobre la palabra «Royal» fuera de sus fronteras: «Aunque no hay ninguna jurisdicción por parte de la Monarquía o el Gobierno sobre el uso de la palabra 'royal' en ultramar, el Duque y la Duquesa de Sussex no tienen intención de utilizar 'Sussex Royal' o cualquier variante de la palabra 'royal' en ningún territorio (ni de Reino Unido ni fuera) cuando finalice el periodo de transición en la primavera de 2020», escribieron en su cuenta oficial de Instagram. El hijo del Príncipe Carlos y su mujer, ya dejaron claro al anunciar su «retirada» de forma unilateral que habían dejado de seguir una línea acorde con la Corona en los comunicados oficiales y de sus redes sociales. Han dejado claro que su marcha no va a ser tranquila y que van a luchar por lo que consideran que les pertenece. «Si bien existe un precedente para que otros miembros de la Familia Real busquen empleo fuera de la institución, para el duque y la duquesa de Sussex se ha establecido un periodo de revisión de 12 meses. Según el acuerdo, el duque y la duquesa de Sussex entienden que están obligados a retirarse de los deberes reales y no asumir deberes representativos en nombre de Su Majestad la Reina», se explica en el comunicado. Unas palabras muy estudiadas y que, según los expertos, suponen un ataque directo a las princesas Eugenia y Bratriz de York, que trabajan de forma privada pero continúan «beneficiándose» de sus títulos y conexiones con la realeza. Estas palabras han generado nuevas preguntas, ya que entre los primos, de edades similares, siempre ha existido una gran conexión. Los medios británicos señalan que las hijas del Príncipe Andrés y Sarah Ferguson no se han tomado nada bien estas palabras, mucho menos teniendo en cuenta la delicada situación que atraviesa su padre, también retirado de las funciones públicas, tras verse salpicado por el caso del pedófilo Jeffrey Epstein.
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