viernes, 28 de febrero de 2020

Santa María de la Fe: comunidad, corresponsabilidad y agradecimiento

A la sombra de esbeltos edificios de viviendas, color blanco, terrazas heterogéneas, en la génesis de La Vaguada, barrio de El Pilar, flanqueado y ocultado en parte por un edificio exento que no parece tener mucho sentido arquitectónico, quizá el negocio, lo comercial que parece llenarlo todo, calle del Puerto de Maspalomas, 16, se encuentra el templo de la parroquial de Santa María de la Fe. Una construcción que, sin lugar a dudas, llama la atención del viandante, un cubo de hormigón no precisamente trasparente de lo que hay, de lo que ocurre, en su interior. Fortaleza, mole y ensimismamiento arquitectónico, incluso. Pero para no vivir de sensaciones, recurramos a la Revista Oficial del Colegio de Arquitectos de Madrid, que en el año 1997 publicó un artículo, firmado por los responsables del proyecto, Nuria Callejas del Castillo, Banca Ridruejo Miranda y Armando López de Asiaín, en el que se ofrecía una descripción detallada de la filosofía del templo, cuya fecha final de la obra es 1996. Parten los autores de una reflexión sobre la naturaleza del espacio sagrado, la diferencia entre lo sagrado y lo profano. Se dice ahí, por ejemplo, que el acceso al templo es una especie de recorrido que permite el tránsito del espacio profano al sagrado, ruptura entre el mundo exterior y el mundo interior de trascendencia, cambio de planos, escalera tendida y rampa amplia. Un acceso no centrado, lateral, para meternos de lleno en un espacio en el que aparece la luz, cuando la hay, sin duda. En el espacio interior nos hablan de la relación entre luz natural y sombra. Un interior que pretende reforzar los vínculos de comunidad, con un foco, el presbiterio, situado en el ángulo diametralmente opuesto a la entrada. La luz es posible por las aberturas en la caja de hormigón. En el presbiterio, el muro de pavés juega con la conjunción entre lo horizontal y lo vertical, predominio de lo vertical, líneas que se cruzan en el camino hacia el cielo, quizá. Un espacio interior que da sensación de vacío, libre de elementos de distracción, homogéneos, con unos triángulos a modo de luceras, plano todo. Me dicen que esta construcción tan original recibió en su día un premio. La pregunta es si han producido los efectos que se pretendían en la vida comunitaria. ¿Hasta qué punto el espacio configura la identidad? Porque en la conversación con el actual párroco de esta iglesia, el sacerdote Juan Román Saiz Reales, que combina su presencia aquí con el trabajo en el Colegio Marqués de Vallejo, en Valdemoro, centro de la Asociación de Huérfanos de la Guardia Civil, de lo que me habla es de tres conceptos que articulan la vida parroquial: comunidad, corresponsabilidad y agradecimiento. Por cierto, que el párroco está acompañado por el sacerdote Manuel Rodríguez Calero y por Fortunato Tshiaba. Comunidad, el centro de la vida es la comunidad, que da sentido, que se convierte en la base de la actividad, que nutre las iniciativas, de la que se eligen, incluso, los miembros del Consejo de Pastoral y del Consejo de Economía. Corresponsabilidad de los laicos, de los cristianos, a la hora de llevar adelante las iniciativas, desde el grupo de mayores, al de Cáritas, al de la atención a las personas solas, que no son pocas en el barrio, a la catequesis. Corresponsabilidad a la hora de poner en marcha algunas actuaciones novedosas, de dar respuesta a las necesidades que se perciben por un barrio de no pobrezas crónicas, de inmigración integrada. De hecho, en la parroquia, excepto las colectas obligadas, los ingresos proceden de las cuotas de los fieles. Y, por último, agradecimiento al pasado, en concreto a quien fuera histórico párroco, Nicomedes Tineo Tineo, que según los datos oficiales falleció el 12 de mayo de 2018 a los 75 años. Ordenado sacerdote el 29 de junio de 1965, comenzó su ministerio sacerdotal como coadjutor de San Miguel de Fuencarral (1965-1973) y después estuvo en Santa María de la Fe, donde fue vicario parroquial (1973-1974), ecónomo (1974-1978), vicario-encargado (1978-1988) y párroco (1988-2015). Por cierto, que del 6 a 14 de marzo se desarrollará una semana de y sobre la oración. Un interesante programa a disposición de todos.

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