miércoles, 26 de febrero de 2020

La fuente

En la Plaza de Cristo Rey, se levanta un monumento en honor del doctor Jiménez Díaz, que tiene a tres pasos una clínica célebre, con su propio nombre. La plaza es bullente, y el monumento es popular. El monumento es una obra del escultor Juan de Ávalos, y se levantó ahí mismo en el año 1969. Consta, abreviando, de un monolito central, que es un altorrelieve del doctor citado, y luego una fuente de seis caños, que se dividen en dos alas. Y aquí quería yo llegar, alcalde. Esta fuente es un perfecto monumento al abandono, con una cenefa de mugre, así en general, que lleva ahí, tan contenta, siglos, y esto es exageración literaria, pero no tanto. Porque yo siempre había visto esta fuente seca, sin ejercicio, y supuse que era una fuente de pega, pero no. La fuente lleva sin agua más de veinte años, según nos acreditan vecinos de ahí mismo, aunque es una fuente inventada para alegrarse de agua, como todas las fuentes. Sobre todo, si se trata de una fuente que tiene faenas de fantasía, porque contribuye al ornato de cuerpo entero del monumento. Los chorros de agua que hoy no existe seguro que contribuyeron en su momento a la belleza de remate de este conjunto, con sus tres caños por costado soltando la alegría del agua estival en cualquier día del año. Una fuente sin agua es un escenario triste, o tristísimo, alcalde, como un piano cerrado desde décadas, con toda la música ahogada por dentro, con todas las sinfonías sepultadas en un solo instrumento de monstruoso silencio. Le costaba a uno creer que esta fuente del monumento a Jiménez Díaz fuera una fuente que no funciona, desde hace muchísimos años, porque las fuentes se suelen reparar pronto, y porque es un lugar de alto tránsito, con lo que la desidia a la vista es un clamor a la vista. He visto que hay denuncias públicas, al respecto, en algunos blogs de la vida pública, pero sobre todo hay vecinos que nos avisan del desamparo en la conservación del monumento. La fuente no tira, alcalde. Échenle un vistazo antes de que pasen otros diez años.

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