Una adolescente de larga melena rubia, Ángela Valls, que sufrió un linfoma de Hodgkin en 2014; y la bebé India, de año y medio, también pendiente de la evolución de un tumor, son dos de las pacientes que han optado a un nuevo programa de la sanidad pública que les extrae tejido ovárico y lo preserva en un banco, criogenizado, hasta que tengan edad y deseo de ser madres. Se evitan así los problemas derivados de los agresivos tratamientos oncológicos, que muchas veces afectan a la fertilidad futura de las pacientes. El programa ya ha atendido a cuatro niñas y adolescentes y se calcula que puede beneficiar cada año a medio centenar de personas. Funciona en los hospitales Gregorio Marañón, Clínico San Carlos, La Paz, 12 de Octubre e Infantil Niño Jesús, y participa en él la Oficina Regional de coordinación Oncológica. Un equipo multidisciplinar de 25 personas se ha encargado de desarrollarlo. Con criterios médicos, se selecciona a las pacientes adecuadas y se les facilita información sobre las posibilidades del tratamiento. Seis horas máximo Una vez obtenido el consentimiento familiar, el tejido ovárico se extrae mediante laparoscopia –una cirugía mínimamente invasiva– y el Summa 112 se encarga de su traslado al Banco de Tejido, que está situado en el Centro de Transfusión de Madrid. Allí se identifica y crioconserva a -196 grados. Todo este proceso no puede superar las seis horas. La raíz de este proyecto está, explicó la jefa de Oncología Infantojuvenil del Gregorio Marañón, Elena Cela, en que afortunadamente ahora la supervivencia es mayor, lo que permite avanzar en el cuidado de los pacientes a asuntos como este: «Vivimos el presente, pero nos gusta hablar del futuro». Dado que en muchos casos el tratamiento oncológico lleva aparejados posteriores problemas de fertilidad, este método permite a las niñas y adolescentes que padecen un cáncer una salida a un futuro deseo de ser madres. Casos humanos «En algunos casos –explicó el doctor Pérez Millán, jefe de reproducción asistida del Gregorio Marañón– no se les pueden congelar gametos porque aún no han llegado a la pubertad». Por eso se decidió conseguir tejido ovárico, afirma. Los testimonios humanos vinculados al programa estremecen. La valentía de Ángela Valls, que desde la naturalidad de sus 20 años explicaba cómo le hablaron de este procedimiento «después de haberme dicho lo que me iba a pasar con la quimio, que se me cayera el pelo y todo eso». Y, aunque «primero dije que no, porque era otra cirugía y yo no quería más dolor, al final lo hice y estoy contenta con ello». En el caso de la pequeña India, es su padre, Elvis Acosta, quien había tomado junto a la madre esta decisión, pensando en su futuro. Acosta emocionó a todos al recordar que «estos son los problemas por los que realmente hay que luchar, la sanidad, la salud y los niños». «Nada me gustaría más, Elvis, que fuerais abuelos en el futuro», le contestó la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso.
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martes, 25 de febrero de 2020
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» 50 niñas con cáncer se beneficiarán cada año del banco de tejido ovárico para poder ser madres en el futuro
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