miércoles, 26 de febrero de 2020

La economía y ser dique de Sánchez marcan el balance de Ayuso y Aguado

No ha sido fácil llegar hasta aquí: en este primer ensayo de Gobierno a dos voces, ni en el PP ni en Ciudadanos terminaban de encontrarse a gusto. Ahora que han cumplido seis meses, la presidenta Isabel Díaz Ayuso y el vicepresidente Ignacio Aguado han hecho balance en positivo, juntos y entre sonrisas, mientras aseguran que ya dan por cumplido un 25 por ciento del acuerdo de 155 puntos que firmaron en agosto. Pero por el camino quedan mil y un desencuentros, y las chispas saltando con demasiada frecuencia entre los engranajes de un ejecutivo que no termina de ajustarse. En una cosa sí han estado de acuerdo: en las banderas que han elegido para su Gobierno en común. Una, los excelentes datos de la economía madrileña, que ambos achacan a las políticas liberales que se han aplicado en la región durante las últimas décadas. La otra es la de convertir Madrid en el paladín de la lucha contra las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez, el dique que frene sus intentos de «intervenir» sobre la Comunidad de Madrid. Y, de paso, convertirse en un escaparate de las esencias del liberalismo económico, y contrastar sus resultados con los de otras fórmulas. Mucho trabajo Ayuso mostraba ayer su satisfacción por estos seis meses: «Estamos creciendo políticamente», decía, al tiempo que felicitaba «al vicepresidente» Aguado. Que, a su lado, correspondía asegurando que durante este tiempo se habían producido «muchas noticias, buenas en su mayoría». En el «haber», Díaz Ayuso incluye ese 25 por ciento de cumplimiento de las 155 medidas pactadas con Cs, que concreta en realidad en 16, entre las que incluyen varias puramente programáticas como «sanidad pública gratuita y de calidad», «incorporar la competencia de Familia en una consejería» o «igualdad real entre hombres y mujeres». Otras son más concretas: la gratuidad de libros de texto o los incentivos a la contratación de hasta 10.000 euros. También ha citado la prohibición de móvil en las aulas, los cambios en la ley de juego, o el proyecto de ley de rebajas fiscales que se lleva ya a la Asamblea para su votación la próxima semana. Por su parte, Ignacio Aguado prefirió «sacar pecho» con los buenos datos económicos de la región: el PIB «más alto de toda España», el PIB per capita «de 35.000 euros, 9.000 más que la media nacional», el «paro inferior al 10 por ciento», o hacerse con «un 65 por ciento de la inversión extranjera». La presidenta ve que están «creciendo políticamente»; el vicepresidente «saca pecho» con la economía Durante estos seis meses, el consejo de Gobierno ha aprobado actuaciones por 4.000 millones de euros. El vicepresidente destacó también otros acuerdos que han supuesto «mejoras concretas en la vida de las personas», como la «creación del Consejo LGTBI, el título de familias monoparentales, el plan de industria de la Comunidad» –heredado de la legislatura anterior–, o la tercera hora de educación física y la receta deportiva, junto con la tramitación ya en marcha de leyes como la del denunciante de corrupción o la que persigue la eliminación de aforamientos. Pero aunque el balance se escenificara en un escenario amable, en el ambiente flotaban los problemas y encontronazos que han mantenido a lo largo de estos meses. Desde el PP, con acusaciones más o menos veladas de deslealtad y frases lapidarias recordando que «no se puede estar en el Gobierno y en la oposición» cuando apoyaron la comisión de investigación sobre Avalmadrid. Y, por el otro lado, los roces relacionados con invitaciones que no llegan o intentos de invisibilizar la gestión o, directamente, la persona del vicepresidente en algunos actos. Ambas «almas» del Gobierno autonómico, no obstante, aseguran que las asperezas se van limando y los equipos se van acoplando. Los dos partidos, aunque compartan Gobierno, procuran mantener sus propios espacios. Ayer, en sus respectivos balances, la secretaria general del PP en la Comunidad de Madrid, Ana Camins, afirmó que en estos meses «el Gobierno ha generado confianza a los madrileños, crecimiento económico y creación de empleo», y ha destacado medidas como la Estrategia para la Revitalización de los Municipios Rurales, y el lanzamiento del plan Terra con una inversión de 100 millones para apoyar al campo madrileño. Desde Cs, el portavoz del grupo parlamentario, César Zafra, recordó que su partido «entró en el Gobierno para demostrar que el modelo liberal funciona. Lo estamos consiguiendo con medidas como la creación de 2.900 plazas de profesores y maestros, la inversión de 800 millones de euros más en Sanidad, el nuevo abono para mayores de 65 años o la presentación de una bajada de impuestos». Exigió a Pedro Sánchez «que colaboren lealmente y no pongan palos en las ruedas». Una difícil relación Choques. Telemadrid: en el punto de mira El ente público Radio Televisión Madrid ha sido objeto de polémica. Desde que la presidenta –que en el PP consideran que no es bien tratada por RTVM– planteó que la televisión autonómica no era un servicio público, Aguado se puso del lado del canal madrileño. La brecha abierta aún no se ha cerrado, y la tensión crece. El cisma. La comisión de Avalmadrid Aún no les ha perdonado el PP a sus socios de Ciudadanos que apoyaran en la Asamblea con sus votos la creación de una comisión de investigación sobre Avalmadrid. Creen los populares que fue un gesto desleal de un socio, cuando según su criterio, dicha comisión sólo pretende desprestigiar la imagen de la presidenta autonómica. La respuesta. Ser Gobierno y oposición a la vez «No se puede ser Gobierno y oposición a la vez», le recordaba la presidenta Díaz Ayuso a su socio, Ignacio Aguado, al hilo de la puesta en marcha de la comisión de Avalmadrid. Fue un aldabonazo y un toque de atención a los compañeros de Gobierno que parece que fue escuchado por los coaligados de la formación naranja. El fichaje. Miguel Ángel Rodríguez El fichaje de Miguel Ángel Rodríguez como jefe de gabinete de IsabelDíaz Ayuso cayó como un cubo de agua helada sobre las espaldas de Ciudadanos. En el partido naranja no olvidan los insultos que el ex secretario de Estado de Aznar dedicó en las redes sociales al vicepresidente del Gobierno, Ignacio Aguado. Los roces. Los «feos» y los desplantes En los segundos escalones del poder, hay codazos y empujones entre los equipos de PP y Cs. Se critica que en los actos públicos aparezca un atril para tomar la palabra o dos; que se invite –o no– al vicepresidente a los viajes de la presidenta; o que se le quiera «sacar» de la foto en algunos eventos. Roces que la búsqueda de la eficacia aconseja evitar.

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