Pedro Sánchez se desplazó ayer a La Rioja con buena parte de su Gobierno para celebrar la primera reunión de la comisión delegada para el reto demográfico. El presidente prometió ya en su primer mandato desconcentrar la presencia del Gobierno fuera de Madrid. Por ahora estos eventos se han concentrado en escenarios muy concretos. En primer lugar en Cataluña, donde se celebró un Consejo de Ministros y hace unas semanas una gira de dos días por Barcelona en la que, tras reunirse con Quim Torra, el Gobierno de España firmó acuerdos de colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona y con la Diputación de Barcelona. También se celebró un Consejo de Ministros en Sevilla, antes de que el PSOE perdiera la Junta de Andalucía. Ayer en Logroño también se sustanció un encuentro institucional con la presidenta de la región, la socialista Concha Andreu. La reunión con Andreu, previa a la reunión de la comisión delegada, derivó en una firma de acuerdos entre ambas instituciones. Ninguno de estos actos que pretenden trasladar la imagen de un Gobierno que supera las fronteras de la capital ha tenido lugar en regiones gobernadas por el PP. Sánchez intenta escenificar que su planteamiento territorial va más allá de Cataluña. Mientras explota este tipo de relaciones bilaterales con algunas regiones. Ayer, el presidente del Gobierno, en una breve declaración junto a Andreu, aseguró que «el progreso de España es el de todos y el de todas las regiones o no será el de nadie». Y defendió un diálogo «sincero, tranquilo, moderado, con cooperación interinstitucional» con «todas» las comunidades. «Ésta va a ser la Legislatura del diálogo territorial, con todas las comunidades», insistió. Su planteamiento en materia territorial no cuenta con el consenso de las regiones gobernadas por el PP. En el PSOE, en cambio, no se han criticado los últimos pasos emprendidos por Sánchez en relación a Cataluña. Otra vez, tan solo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está teniendo un discurso propio en este sentido. Ayer, en un acto en Guadalajara en el que firmó su propio pacto contra la despoblación de Castilla-La Mancha, se mostró muy crítico con la decisión de instar al Gobierno a publicar las balanzas fiscales tal y como se aprobaba este jueves en el Congreso de los Diputados con los votos de PSOE y Unidas Podemos y a partir de una iniciativa de JxCat. «Quiero decir con mucha claridad que estoy en contra. Los territorios no pagamos impuestos. Los paga la gente o las empresas. Es una falacia hablar de balanzas fiscales si antes no regulamos dónde tienen que ir los domicilios fiscales», dijo Page, que recomendó la lectura del libro del exministro Borrell «que ya desmontó con mucha claridad la falacia de los independentistas que en España quieren que los impuestos sean progresivos para la persona, pero que no apliquen esa progresividad cuando hablan de territorios».De España https://ift.tt/2Pzsdyt
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