sábado, 20 de agosto de 2022

Luis Partida , el alcalde madrileño que gana desde 1979 por mayoría absoluta: «No es bueno no tener oposición»

Cuando Luis Partida (Valdemorillo, 1946) se convirtió en alcalde de Villanueva de la Cañada, él tenía 32 años y el pueblo apenas superaba los 1.000 vecinos. Ahora, su población es de casi 23.000, y él lleva 43 años consecutivos siendo alcalde por mayoría absoluta. El único que ha conocido la localidad en democracia. -¿Qué hacía Luis Partida antes de ser alcalde? -Era un empleado de banca, y trabajaba en el Banco de Santander. Tenía familia, estaba casado... Un buen día me dijeron unos amigos: «Tú te tienes que presentar a alcalde por la UCD». Yo les dije que no, porque no sabía lo que era un ayuntamiento ni si era compatible eso con lo que hacía. A los pocos días, vienen con la lista hecha. Y les digo que no, que la lista la hago yo en todo caso. Hice la lista, nos afiliamos a UCD y nos presentamos. Y ganamos las elecciones desde la inexperiencia, pero con algo que yo quería para el municipio y que no había: colegios. No había ni uno, y en cinco meses lo construí. -¿Cómo era Villanueva de la Cañada en 1979? -Muy pequeño, tenía 1.016 habitantes de derecho, con un plan general aprobado que, si se hubiera ejecutado, en lugar de ser lo que es hoy, Villanueva habría sido como un Alcorcón o un Móstoles. Y yo dije que eso no lo podíamos hacer. Modificamos el plan, e hicimos otro, que es el que nos ha dado la pista para lo que estamos haciendo. Alcanzaremos dentro de 10 o 15 años los 50.000 habitantes de derecho, y con eso se agotará el planeamiento. -¿Cuando usted llegó, pensó que iba a estar aquí dos o tres legislaturas? -La verdad es que sí, dije: «Me presento, vamos a solucionar los problemas aquellos que había que solucionar, y ya». Lo primero fue la educación; por cierto, nos costó muchísimo traer a los profesores; se hacía la convocatoria y se quedaba desierta. Me fui a la ventanilla donde iban a informarse de las plazas, y se lo ofrecí. Como no había nada más que un autobús al día, tuve que pagarles un plus de transporte para que se vinieran. Y luego la sanidad: no teníamos médico, venía a pasar consulta desde el municipio vecino, Quijorna. -Y se fue liando, liando, y han pasado 43 años. -Eso es, un proyecto llamaba a otro. Con la suerte de que nuestros ciudadanos nos lo reconocían y siempre hemos ganado por mayoría absoluta. En 1983, de hecho, todos los concejales eran de Coalición Popular; es lo peor que le puede pasar a un alcalde. -¿No tener oposición? -Sí, no es bueno, todo el mundo creía que podíamos hacer lo que queríamos. Y tuve que decir: «No, no, tenemos que ser mucho más rigurosos que cuando teníamos a alguien enfrente». Esta última vez, de 21 concejales que hay, logramos 13, en un momento muy incómodo con la nueva política, que no ha beneficiado, sino que ha perjudicado mucho... Me presenté con ganas, no podía permitir que fuera el pleno municipal una jaula de grillos… A la política tenemos que darle esa dignidad que hemos ido perdiendo los políticos, y el pueblo nos está diciendo que por ahí no. Ahora en las generales se va a ver. -¿Con tantos años de mayoría, no corre uno el riesgo de creerse que el cargo es suyo? -No, el cargo es de los ciudadanos. -En Villanueva hay dos universidades privadas, y un enorme centro de ocio acuático que es una atracción para toda la comunidad. -No, no, no, para toda España. Es ahora mismo el centro acuático más importante de Europa. El Aquopolis nos puso en el mapa: antes nadie conocía Villanueva de la Cañada. Lo inauguramos en 1987. Entré en competencia con el entonces alcalde de Madrid, Juan Barranco, que se lo quería llevar a donde estaba el vertedero, y había que hacer un vaciado de muchísimos metros, y eso lo hacía inviable. Yo aproveché la circunstancia y lo conseguí para aquí. -Y también está aquí el centro de la Agencia Espacial Europea. -Sí, antes era un centro de seguimiento y ahora es de investigación: hay 500 y pico investigadores de los que el 25 por ciento son españoles. Eso nos da a conocer internacionalmente. -¿Y qué le parece que el presidente Pedro Sánchez quiera poner la Agencia Espacial Española en cualquier lugar menos en Madrid? -Me parece un auténtico disparate. Es ser un mal administrador de lo público. ¿Por qué no en cualquier pueblo de Madrid, que va a fortalecer muchísimo a la región? El presidente del Gobierno debe tomar decisiones a favor de los españoles y no en contra de ninguna comunidad. -¿Desde 1979 hasta 2022, en política en qué hemos mejorado y en qué hemos ido a peor? -Yo entonces recuerdo haber llegado a acuerdos con todo el mundo: con socialistas, con comunistas... Cuando encontrábamos dificultades, competíamos por ver quién era el primero que conseguía aquello en lo que nos habíamos puesto de acuerdo. -En 43 años habrá visto de todo. ¿Cómo vivió estos meses entre marzo y mayo de este año, en que su partido, el PP, se volvió loco? -Con mucha pena. Esta revolución en el partido fue motivada por la famosa moción de censura, por supuesto legítima, pero que no correspondía en esos tiempos donde había muchos problemas para pensar en España y no en quién está y a cualquier precio. Eso llevó a una nueva dirección dentro del PP y, como todo proceso de quítate tú para ponerme yo, genera heridas e inseguridades. Pero bueno, el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio, el PP se está consolidando como un partido de gobierno, y creo que lo estamos haciendo bien. -En 2023 ¿se va a presentar a la reelección? -Pues yo por ganas, no va a ser. Pero no es solo que yo quiera. Ilusión no me falta, ganas tampoco, y siempre hay un proyecto por hacer, tenemos muchos. Si Dios quiere, sí, me presentaré y si el partido lo quiere y los vecinos lo quieren.

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