miércoles, 31 de agosto de 2022

Edén para lunáticos

Tengo ya nostalgia del verano que aún no se ha ido, alcalde. O que yo quiero creer que todavía no se ha ido. Soy un fanático del verano en Madrid, un devoto del mes de agosto en Madrid, que derrocha treinta y un días de edén para lunáticos a cualquier hora. Como no gasto en vacaciones, nunca me pilla esa moda del estrés postvacacional, una acuñación que da para ir haciendo pretemporada de tertulia, porque estrés, lo que se dice estrés, el que viene, con la atronadora crisis planetaria. Pero a lo que iba, alcalde. Resulta que tengo nostalgia de la nada, en rigor, de esa nada que es agosto en la ciudad, con la desgana de vitamina, con la noche de trópico con cerveza, con las valquirias de polígono sin prisa en las deshoras de irnos con cualquiera. Escribo mientras se ensancha el ala última de agosto, un mes donde he amado el calor insoportable y la tertulia bronceada. Porque en agosto, en Madrid, el peatonaje disfruta moreno, con colocón de aftersún, y se habla más que el resto del año, cuando la vida va debidamente «agendada», que dicen los ocupados, y los esnobs, que no siempre es lo mismo. Yo no sé dónde se broncea, tan bien, la gente, aquí, pero se broncea. Noticia Relacionada Cartas al alcalde opinion Si Elogio de agosto Ángel Antonio Herrera Incluso cuando el calor es homicida, el verano arregla al fin una ciudad que no tiene arreglo Se acabaron las vacaciones, y el tráfico ya va devorándolo todo. De manera que la ciudad impide la ciudad. Yo creo que Madrid, en agosto, es una gran alhaja resucitada, que luego la propia ciudad sepulta, con la llegada del frenesí laboral, el calendario escolar, y la realidad, en general, de no tener tiempo. Hasta el agosto siguiente. Ramón Gómez de la Serna , que es científico de la poesía de Madrid, repetía que Madrid es una manera de meterse las manos en los bolsillos. Y esto es cierto, como cierto es todo, o casi todo, en Ramón, porque Madrid prepara un ademán, y ese ademán encubre una chulería que es también holganza. Un modo de meterse las manos en los bolsillos. Sí. Y eso se da, mayormente, en agosto, que se agota, y con él la felicidad de la nada, que es felicidad mayor. Alcalde, que el curso le sea leve. Damos por cerrado nuestro edén para lunáticos.

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