martes, 23 de agosto de 2022

De un 'oasis de mariposas' a un descampado de indigentes

En el acceso del parque se distingue un cartel de las distintas variedades de mariposas que se pueden encontrar en él, y a su lado, unas vallas de color verde donde se puede leer 'Bosque Urbano' dan la bienvenida a este espacio natural. Sin embargo, unos metros más allá de la entrada, varias tiendas de campaña , un colchón maltrecho, y una mesa con cepillos de dientes y un paquete de Polaramine retratan la realidad que vive este 'parque natural'. El 'Oasis de las Mariposas', como se hace llamar este espacio situado en el Bosque Urbano de Carlos Llamas, es una propuesta del Ayuntamiento de Madrid inaugurada el 21 de julio de este mismo año. Se trata de un parque natural ubicado en la glorieta de Carlos Llamas, en el barrio de Canillejas, con hasta 50 especies diferentes de flores que «atraen a una gran variedad de mariposas y otros insectos polinizadores», según especifican los carteles. Pero nada más lejos de la realidad, un breve paseo por la zona permite darse de bruces contra el verdadero panorama del que es testigo este vecindario: el espacio verde se trata de un descampado cualquiera, con gran abundancia de matorrales secos y descuidados desde hace tiempo, y no más de un par de carteles informativos y bolsas de basura para que los —escasos— viandantes arrojen sus desperdicios. En el área, además, hay presencia de varios campamentos de personas indigentes, que no tienen más remedio que refugiarse en este descuidado y maltrecho espacio, donde han instalado sus hogares y en los que habitan desde hace varios años . En estos campamentos pueden llegar a vivir hasta una decena de personas, provenientes sobre todo de países del este de Europa, como Rumanía o Rusia . Imagen de las tiendas de campaña Pilar Peligero Los asentamientos constan de tiendas de campaña —de acampada o hechas a mano con colchones y cartones—, mesas y sillas, y todo tipo de útiles, objetos o artilugios: libros, ropa, medicamentos, cubertería, radiocasetes, etc. Algunos de estos campamentos están nada más acceder al espacio, mientras que otros se encuentran en lo más profundo del descampado, incluso entre la maleza y los árboles. A plena luz del día, y aún más en verano, están vacíos: es en la noche cuando sus habitantes acuden para pernoctar. Detalles de los asentamientos y tiendas de campaña de la zona Pilar Peligero Por otro lado, la presencia de viandantes o vecinos paseando por el parque es nula: los residentes del área prefieren pasar de largo de la entrada del parque cuando salen a correr o a andar en bici . «Yo no me atrevería a entrar ni de coña», expresaba un vecino: «Llevo tres años saliendo a correr por esta zona y lo veo siempre igual, esto está completamente abandonado». Lo único que refleja el llamado 'Oasis de las Mariposas' son los dos o tres carteles esparcidos por el parque que especifican detalles sobre la fauna y flora de la zona. Y poco más. De hecho, incluso algunos de los vecinos sostenían que los carteles «los han puesto solo por marear, como para echar a la gente que vive ahí». Por su parte, la Junta Municipal del Distito de San Blas-Canillejas asegura a ABC que «ya se ha solicitado la activación del Protocolo de Personas sin Hogar», y que las personas —según un informe del 27 de abril, eran siete viviendo en seis tiendas— «ya llevaban tiempo ahí, mucho antes de reformar el espacio ». «Lo único que se puede hacer es atenderles y ofrecerles los servicios y albergues del ayuntamiento», sostuvieron. Noticias Relacionadas estandar Si Crías caídas de nidos o buitres perdidos por Madrid: los estragos del calor en los animales Nico Agudo reportaje Si De reformatorios a reeducación: 40 años entre menores infractores Sara Medialdea El proyecto, que inicialmente buscaba poblar de mariposas y naturaleza el área designada, se ha quedado en un intento en el que unos carteles han acabado conviviendo con indigencia. Todo esto ante un vecindario impasible que tampoco puede hacer nada más allá que pasar de largo del acceso al descampado, paradójicamente bloqueado con distintivas vallas verdes en las que se lee «Bosque Urbano» en una característica tipografía. Sin embargo, lo que nos espera tras estas vallas no son mariposas, ni olmos ni jilgueros, sino colchones y tiendas de campaña. «Es una pena que esta gente esté viviendo de esta manera», comentaba otro vecino.

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