El tenis, al que tanto le cuesta evolucionar, vive una época de cambios: supertiebreaks a 10 puntos, formatos de Copa Davis y Copa ATP o la incorporación de la tecnología en la tierra batida. El circuito de la WTA también estrena novedad en el torneo de Dubái: comunicación entre entrenadores y jugadoras a viva voz, desde las gradas. Es un paso más a la posibilidad que tenían las tenistas de recibir consejos y orientaciones por parte de sus técnicos una vez por set. En este 2020, en los torneos International y Premier podrán realizar su trabajo desde el palco. La experiencia aterriza con buenas sensaciones: «No creo que sea una mala idea. Conchita [Martínez] tuvo más libertad para hablarme. Veamos cómo les va a los demás», comentó Garbiñe Muguruza tras ganar a Kim Clijsters, en su primer partido en Dubái. «El entrenador puede expresarse libremente, sin necesidad de ser multado o hacerlo a escondidas. Y puede decir más cosas si lo considera necesario», aporta Carla Suárez. Más allá de las formas, el debate surge de nuevo en si es una herramienta lícita para un deporte individual como el tenis, si coarta la forma de jugar o, por el contrario, fomenta la competitividad. «El coaching se utiliza solo en momentos concretos y nunca sobrepasa los dos minutos. Es un porcentaje muy bajo en todo un partido. No se les quita su libertad para nada. Quizá eso pase en jóvenes que no tengan la libertad o la madurez para actuar bajo lo que ellas sienten. El coaching puede servir de ayuda externa, pero la toma de decisiones es de la jugadora», subraya Suárez. «Es bueno para el jugador porque siente que el técnico lo está ayudando a todos los niveles: técnico, táctico, mental, emocional, lo que requiera. Lo ayuda a tener más posibilidades triunfo», señala Xavier Budó, entrenador de Paula Badosa. «No robotiza. Al contrario, creo que bien comunicado y entendido da más riqueza a la jugadora. El coaching, muchas veces, muestra otro camino», añade el entrenador de Suárez, Marc Casabó. «Es un sinsentido que prepares un proyecto con ese tenista durante todo el año y cuando se juega la competición, el ranking y todo, no puedas ayudarlo. Es ahí cuando más necesaria se hace la figura del entrenador», explica Budó. Todos defienden que sea una opción en el circuito masculino, donde está prohibido y sancionado en caso de que los jueces de silla se den cuenta de las instrucciones. «Después depende de cada jugador. No todas las jugadoras ni en todos los partidos usamos esta opción de recibir indicaciones», matiza Suárez. Algunas tenistas porque ni siquiera pueden permitirse la figura del entrenador en su palco. Una práctica normal en baloncesto, fútbol, hockey y que en tenis siempre suscita más crítica, aunque sea aceptada en las Copas Federación y Davis. «Las tenistas tenemos que aprovechar esos dos minutos para escuchar lo que se ve desde fuera. En baloncesto o en fútbol puedes hablar desde la línea lateral tantas veces como quieras y no pasa nada. Hay más revuelo con este coaching porque es un deporte individual y puede chocar cuando el tono de voz es más elevado de lo normal. Puede parecer una discusión entre dos personas y no entre un equipo entero», expone Suárez. «Y el entrenador de tenis habla desde un punto en el medio de los espectadores, no hay un banquillo», apunta Casabó. En un deporte, además, que se significa por sus silencios. Promoción La extenista Billie Jean King defiende esta nueva norma como una herramienta de promoción del tenis. «En otros deportes todos conocen a los entrenadores. Aquí no sabemos quiénes son. Estamos perdiendo esa figura y esa oportunidad en los medios». Casabó y Budó confirman este punto: «Te hace más partícipe en la victoria y la derrota», indica el primero. «La figura del técnico se tiene que profesionalizar, y esta es una forma de darles visibilidad. Para el público también es bueno porque es visible y audible y estás dando más conocimiento y valor a todo lo que acontece al alto rendimiento», zanja Budó.
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