Los últimos casos de coronavirus que provocaron la suspensión de varios partidos de la serie A este pasado fin de semana fueron el tema prioritario de conversación en la expedición azulgrana durante su desplazamiento a Nápoles. Sobre todo por tener que jugar en Italia y por el protocolo establecido por el Ministerio de Sanidad con todos los visitantes que les obligaba a someterse a una serie de controles sanitarios al pisar suelo transalpino. Sin excepción. Fue curioso ver cómo le colocaban el sensor de temperatura en la frente a Messi, a Bartomeu y al resto del pasaje. Tanto como comprobar que algunos aficionados del Barcelona desembarcaban protegidos con máscaras para evitar posibles contagios. «No son medidas infalibles pero sí son buenas», aseguran desde los servicios médicos del club. En el club azulgrana están relativamente tranquilos tras las medidas extraordinarias aprobadas este pasado domingo por el gobierno italiano, que trata de contenerla difusión del coronavirus con la prohibición de entrada y salida en las once localidades consideradas epicentro de la pandemia. Además, desde la entidad se aferran al hecho que la infecciosa enfermedad solo ha afectado al norte de Italia mientras que Nápoles está en el sur y la alerta sanitaria allí es mucho menor, a pesar del riesgo evidente de contagio por la facilidad a la hora de trasladarse por el interior del país. Le tranquiliza también al Barcelona que ni la UEFA ni el gobierno italiano hayan insinuado ni siquiera el riesgo de una eventual suspensión. «No estoy solo preocupado por mi equipo sino también por todos los afectados, a los que les envío mi solidaridad. Ojalá se pueda solucionar pronto», comentó Quique Setién. Quienes no pasaron el control fueron los vicepresidentes Jordi Cardoner y Emili Rousaud, dos ausencias de peso en una expedición encabezada por Josep Maria Bartomeu. A ambos se les vincula con una candidatura continuista dispuesta a relevar al presidente en las próximas elecciones. De hecho, tanto Cardoner como Rousaud le insistieron a Bartomeu en que diera un paso al lado y anticipara los comicios, algo a lo que el presidente se negó, dispuesto a agotar su legislatura, que expira en 2021. Será una vez más Leo Messi el que se eche a la espalda la paz social de la entidad en una semana de órdago. El argentino pisará por vez primera San Paolo, el templo de Maradona, sin miedo a las comparaciones. «Actualmente Messi es el mejor del mundo pero Maradona, para nosotros los napolitanos, es sagrado. En este momento Messi es el mejor de todos», comentó Lorenzo Insigne, capitán del Nápoles. El entrenador del equipo italiano, Gennaro Gattuso prepara una jaula para encerrar a Messi, que ha recuperado su olfato goleador (le marcó cuatro goles al Eibar tras cuatro encuentros seguidos sin anotar).«Lleva muchos años siendo el jugador más grande. Es el más grande no solo a nivel técnico, sino por cómo vivió su carrera. Nunca dijo una palabra equivocada, siempre perfecto. Es increíble. Hace cosas que solo veo en la consola y le veo hacer cosas impensables», explicó, aunque evitó las comparaciones con Maradona: «Diego es el dios del fútbol. Yo le vi en los vídeos. Nunca le vi en el estadio, pero sé el campeón que fue, sé que fue uno de los más grandes del mundo. Pero ahora veo a Messi hacer lo que hacía Maradona. Y siento no haber visto a Diego en vivo».
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