La antigua Serrería Belga es hoy la sede de Medialab-Prado, un laboratorio ciudadano de producción, investigación y difusión de proyectos culturales puesto en marcha por el Ayuntamiento de Madrid. Este edificio en la calle Alameda (próximo a CaixaForum) es uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial que siguen en pie en el centro de la capital. Esta serrería pertenecía a un grupo de empresarios belgas (la Sociedad Anónima Belga de los Pinares del Paular) que adquirieron varios terrenos en España e iniciaron la explotación sostenible de los pinares. Construyeron una moderna serrería de vapor en Rascafría y a comienzos del siglo XX un taller en la calle Atocha equipado con modernas máquinas eléctricas. Fue en 1924 cuando decidieron modernizar sus instalaciones y encargaron al arquitecto Manuel Álvarez Naya la construcción de dos grandes naves, una dedicada a serrería y talleres y otra como almacén y secadero. Fue uno de los primeros ejemplos de arquitectura en hormigón armado en Madrid en «Existía un hotel en el complejo donde la gente que venía a buscar la madera se instalaba», cuenta a ABC Marcos García, director de Medialab-Prado. La serrería fue perdiendo actividad a partir de los años 70 las naves se fueron abandonando. En el año 2000 vendieron el hotel, en donde se construyó uno nuevo, el Hotel Paseo del Arte, inaugurado en 2002. Y las naves fueron adquiridas por el Ayuntamiento de Madrid. En 2004 se produjo un incendio en una subestación eléctrica que se encontraba entre la serrería y la central Eléctrica de Mediodía, hoy CaixaForum, dejando arrasado el complejo. Fue en 2006 cuando se lanzó un concurso de ideas para recuperar esta nave industrial y adaptarla a sus nuevas funciones. La rehabilitación fue llevada a cabo por los arquitectos María Langarita y Víctor Navarro. Partieron de un formato contemporáneo de intervención que va más allá del concepto convencional de rehabilitación y en la que se mantuvo el carácter industrial del edificio. La actuación fue galardonada con el premio de la XII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, el Premio COAM 2013 y el Premio Sacyr a la Innovación 2014, en la categoría de Proyecto Construido. Medialab-Prado es un programa del Área de Gobierno de Las Artes, Deportes y Turismo del Ayuntamiento de Madrid. La idea surgió en 2002, dentro del Centro Cultural de Conde Duque, y en los años posteriores fue tomando forma. En el 2007 se instaló en un sótano de la Plaza de las Letras hasta que en 2013 se traslada al rehabilitado espacio. «Nos gusta mantener el edificio como taller de producción, que haya lugares donde la gente se junta para hacer cosas», resalta el director. Destaca también la contribución de Medialab-Prado como centro cultural público donde «partimos de una idea diferente a la habitual, del derecho a participar en la vida cultural». Participación ciudadana Existen cuatro formas de participación ciudadana: proyectos, talleres, documentación y mediación. Existen convocatorias abiertas para la presentación de propuestas y la participación en el desarrollo colaborativo de proyectos y prototipos. «Alguien tiene una idea y otras personas se unen a los proyectos», puntualiza Marcos García. Por ejemplo, un grupo de mujeres trabaja para reducir la brecha de género en Wikipedia, donde los hombres están más representados. «Un proyecto local tiene repercusión global», añade. Otro proyecto ha permitido crear prótesis para niños de Madrid que no tienen mano, «un conocimiento que transmiten a grupos de otros lugares». El trabajo de los mediadores culturales, que explican la naturaleza del espacio y ponen en contacto a personas con personas, a personas con proyectos y a proyectos con proyectos, permite «diversidad en la participación» y desde 2016 se realizan actividades en los barrios para acercar más el proyectos a distintos públicos. En total se llevan a cabo alrededor de 150 proyectos al año. Además están los talleres de producción y de formación, seminarios y debates, reuniones de diferentes grupos de trabajo, muestras de proyectos, conferencias y otros eventos como conciertos y performances. En uno de los edificios, donde se secaba la madera, se encuentra la cafetería, un espacio tranquilo y con mucha luz. Además hay una zona de lectura y juegos para niños. En la antigua zona de talleres se mantiene la actividad creativa. Además hay zonas de lectura y estudio. En el sótano está FabLab, donde se experimenta con procesos y herramientas de fabricación digital. Entre la maquinaria disponible está un cortador láser, una cortadora de vinilo, impresoras 3D y fresadoras de pequeño y gran formato. Entre ambos edificios se tiró la antigua escalera y los arquitectos optaron por una solución nueva que sirve de contraste entre lo nuevo y lo viejo, denominada La Cosa, una escalera fluorescente que ha sido recubierta de paredes de plástico iluminadas en su interior. A lo largo de las paredes y techos de las tres plantas que conecta hay alrededor de 6000 leds direccionables. Abierto lunes tarde y de martes a sábado, un equipo de doce personas trabajan en la gestión de este espacio además de 6 mediadores culturales que al mismo tiempo realizan sus propios proyectos. Es posible alquilar espacios para eventos privados y cuenta también con tres pequeños apartamentos que sirven de residencia para los invitados.
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