El Gobierno se ha vuelto a enredar sobre las cuentas del Ministerio de Exteriores para combatir el terrorismo y sus derivadas mediáticas, políticas y sociales. ABC detectó el pasado viernes que el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2022 incluían partidas para «neutralizar la actividad de ETA y su entorno en el ámbito internacional», así como «contrarrestar la desinformación de la organización terrorista y su entorno», según documentos oficiales que figuraban en la página web del Ministerio de Hacienda. Más explícito todavía era el párrafo que explicaba que esos fondos servirían también para contrarrestar «las acciones de las distintas organizaciones terroristas, ETA incluida, su entorno y sus grupos políticos afines». Con esa redacción, parecía evidente que el Gobierno iba a invertir parte del próximo PGE en combatir no sólo el relato de ETA en el plano internacional, sino también el de Bildu como «grupo político afín» y el de otras organizaciones de su «entorno», como las que convocan homenajes a presos etarras. Algo que contrasta con la relación, cada vez más cercana, que mantienen ese mismo Gobierno y Bildu, como quedó patente la semana pasada con la acogida de PSOE y Podemos a la puesta en escena de Otegi lamentando el daño causado por ETA sin condenar la violencia ni pedir perdón a las víctimas. Advertido por ABC de esa paradoja, Exteriores respondió el mismo viernes que se trataba de «errores tipográficos» provocados por un «archivo erróneo» y que eliminaría cualquier alusión a ETA y Bildu, como avanzó este periódico al día siguiente, porque todo lo anterior se refería sólo «al ámbito internacional». La rectificación se formalizó el pasado lunes, pero lo cierto es que, lejos de aclarar nada, lo volvió a enredar más. Así se desprende del escrito que remitió este lunes el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, a la presidente del Congreso, Meritxell Batet, para corregir esos dos párrafos de la documentación que acompaña a los PGE, cuya aprobación negocia el Gobierno, entre otros, con Bildu. Así, lo que antes era «neutralizar la actividad de ETA y de su entorno» ahora es «contrarrestar todo tipo de terrorismo y su entorno». El problema es que, al no especificar que esa iniciativa afecta sólo al terrorismo internacional, como había anunciado Exteriores, ese nuevo texto sigue incluyendo a ETA. Igual de rocambolesca es la rectificación del otro párrafo, del que se elimina «ETA incluida» y se alude sólo a «grupos afines» – sin el «políticos» entre ambas palabras que sí estaba en la redacción inicial– para librar a Bildu. La cuestión, de nuevo, es que tampoco en este caso se concreta que esas iniciativas afecten sólo al terrorismo de «ámbito internacional», como había asegurado Exteriores a ABC, por lo que «todo tipo de terrorismo» y «grupos afines» sigue incluyendo a ETA y Bildu. Vuelta al punto de de partida después de cuatro días y dos rectificaciones a cuál más sorprendente.
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