sábado, 30 de octubre de 2021

Su agente de la condicional tampoco apreció ningún riesgo

El juez de Vigilancia Penitenciaria de Logroño que concedió el 8 de abril de 2020 la libertad condicional a Francisco Javier Almeida –su condena por asesinato y agresión sexual a una mujer acababa el 17 de agosto de 2023– le impuso varias condiciones. Tenía que observar las reglas de conducta, residir obligatoriamente en el domicilio que hubiera facilitado, participar en programas de inserción laboral y pasar cada dos meses un control ante el Servicio de Penas y Medidas Alternativas, según el auto de excarcelación. Desde 2017 existen agentes de la condicional, funcionarios de Prisiones que se encargan de vigilar que los presos cumplen las condiciones impuestas en su libertad condicional. El año pasado se concedió esta medida a 3.654 internos controlados por 63 funcionarios en toda España. Uno de ellos era el presunto asesino del pequeño Alex. «Nada hacía presagiar este terrible final», señalan fuentes penitenciarias. El último informe de su agente, según ha podido saber ABC, no detectó ningún riesgo. Almeida vivía en un piso digno (los funcionarios visitan las casas o residencias de los presos a los que se ha concedido la condicional), tenía trabajo, había estado en el programa Reincorpora y, como se sabe, en ninguno de los 39 permisos hubo problemas. El individuo trabajaba como limpiador para la empresa Osga, colaboradora en La Rioja y otras comunidades del programa Reincorpora para la reinserción laboral y social de presos, una de las condiciones que le había impuesto el juez de vigilancia. También fichaba cada dos meses en el centro de inserción social que depende de la cárcel de Logroño, donde mantenía una reunión con la asistente social y con su agente de la condicional, que podía presentarse en su casa sin avisar y siempre que quisiera. Según las fuentes consultadas, había cumplido la condición del domicilio. Sin embargo, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no les constaba el piso alquilado en la calle Río Linares de Lardero, donde mató al niño, sino una dirección en Logroño, al parecer la que había sido la casa de sus padres. Su padre, policía local de la ciudad se suicidó hace años y su madre también había fallecido. Uno de sus hermanos salió de prisión en enero tras pasar varios meses en situación provisional por robo y quebrantamiento de condena. Fuentes policiales aseguran que no habían sido informados de que Almeida, cuyo crimen en 1998 conmocionó a la ciudad, estaba en libertad. Tampoco hubieran podido controlarlo. Prisión permanente El tiempo que resta de condena es uno de los elementos relevantes para optar a la libertad condicional, pero no es determinante. Lo normal es que el preso haya cumplido ya las tres cuartas partes, aunque no siempre. «Debe valorarse también si el individuo está preparado pero para esos se necesitan muchos más profesionales en prisión» , explican fuentes jurídicas. Si Almeida no hubiera matado al pequeño Alex y se hubiera detectado un incumplimiento de las condiciones de su libertad, la misma se habría revocado y el tiempo que ha pasado fuera no se le descontaría. Ese debate en este momento resulta estéril puesto que está abocado a la prisión permanente revisable, si resulta condenado, y en la pena más dura de nuestro Código Penal el examen de reinserción es obligatorio. A la vista está que Almeida no se ha reinsertado, pese a que haya aparentado hacerlo durante sus años de prisión y el tiempo que lleva en libertad. Pasó el curso dedicado a delincuentes sexuales, si bien hay que insistir en que algunos de los miembros de la Junta de Tratamiento de la cárcel de El Dueso no creyeron que estuviera preparado para obtener el tercer grado, cuanto menos para la libertad. Prisiones no ha informado de cuáles fueron los argumentos de quienes estaban en contra.

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