miércoles, 27 de octubre de 2021

Sánchez frena el primer pulso de Díaz y trata de rebajar su protagonismo: «Han querido generar tensión»

Casi una semana después, PSOE y Unidas Podemos se emplean en dar por cerrado uno de los conflictos más sensibles desde que se configuró el Gobierno de coalición en 2020. Primero, porque de forma soterrada sigue existiendo un pulso entre los socios sobre algunas cuestiones «sensibles» respecto a la reforma laboral. Segundo, porque hay un inevitablemente componente electoral en el espacio que separa a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Pero pese a estos dos puntos la tensión creciente por la derogación de la reforma laboral se cerró ayer con un acuerdo que permite a ambas partes vender su relato. Aunque de forma inevitable ayer se impuso la tesis última del presidente del Gobierno, garantizándose la presencia de cargos socialistas en la negociación. El lunes no fue posible el acuerdo después de que la mesa de crisis de la coalición se reuniera durante dos horas en el Congreso de los Diputados. Pero sí llegó ayer por la mañana. Con dos protagonistas para desencallar el acuerdo: el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Estado de Empleo, Joaquin Pérez Rey. No hubo en esta ocasión contacto de los líderes. La gestión del desmantelamiento de la ley del Partido Popular de 2012 viajará a través de tres foros de negociación diferenciados, según explica el Gobierno. El texto tiene que presentarse a Bruselas a final de año, por lo que la negociación está en su recta final. La metodología acordada plantea novedades con respecto a la dinámica que se venía desarrollando desde marzo. Algo que no deja de sorprender en el equipo de Díaz, pero que ya han asumido como un cambio de criterio en el PSOE. El Ministerio de Trabajo, por tanto, Yolanda Díaz, seguirá encabezando la negociación del diálogo social. Pero Sánchez ha logrado imponer una suerte de dos vigías. Ayer se acuerda una representación fija de los ministerios de Economía y Seguridad Social. Nadia Calviño y José Luis Escrivá estarán representados en la mesa del diálogo social por directores generales de sus departamentos. Trabajo, en cambio, tendrá a su secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey. Más rango para garantizar el liderazgo de Díaz en la mesa con los agentes sociales. El pulso de la última semana ha sido vivido en el PSOE como una suerte de «teatro» para fomentar la idea de que la reforma laboral es un logro de Unidas Podemos. Y los socialistas han querido reivindicar que «también es un caballo de batalla» para ellos. En el PSOE creen que se ha percibido «más fuego de lo que realmente había», pero motivado porque sus socios «han querido generar esa imagen de tensión». Mientras que en el flanco morado del Gobierno dicen haber constatado «torpeza» y «nerviosismo» en los socialistas porque sienten que «no están teniendo todo el protagonismo que deberían». En esta crisis Díaz ha lanzado su primer pulso de fondo a Sánchez. En el PSOE no ha pasado inadvertida su persistencia. Y no ha sentado bien. Contrapesos a Díaz Pero el acuerdo contempla otros contrapesos. Esa reunión del diálogo social tendrá lugar los miércoles. Pero todos los martes a las 17 horas se celebrará una primera reunión para fijar la posición del Gobierno en la reunión de la mesa del día siguiente. A esa reunión asistirán el Secretario de Estado Empleo, el Secretario de Estado de Economía y el Secretario Estado de Seguridad Social y Pensiones. «En función de los temas a tratar, podrán acudir otros secretarios de estado o representantes de los otros ministerios afectados», advierten desde el Gobierno. Esas mismas personas se reunirán también los miércoles por la tarde para analizar el desarrollo de la mesa y coordinar el trabajo de preparación de la siguiente mesa de diálogo. El martes, la vicepresidenta segunda aguantó el pulso con el presidente del Gobierno. No se quiso plegar al 'gesto' de La Moncloa de situarla como primera interlocutora del diálogo social porque cree que Sánchez insiste en llegar a un acuerdo con la patronal porque lo ve una posibilidad de rebajar su proyecto personal. Díaz estaba dispuesta a cerrar la reforma con un acuerdo solo con los sindicatos si hacía falta, lo que supondría una impronta en la reforma muy superior de Unidas Podemos y ella sobre los socialistas. Los movimientos de Sánchez de los últimos días responden a evitar esto. De hecho así lo interpretaban también en la Vicepresidencia Segunda porque durante 48 horas insistían en que el problema era de contenidos, y no de liderazgos, y la propia Díaz pedía al PSOE aclararse el martes y una reunión ayer para hablar del alcance y el perímetro de la reforma. Pues bien, esa reunión fue aceptada ayer por el presidente, que será quien la encabece. Tendrá lugar el próximo martes, 2 de noviembre, y participarán las vicepresidentas Calviño y Díaz, así como con los ministerios de Hacienda, de Seguridad Social y Educación «para fijar la posición del Gobierno en la mesa de diálogo social, en los términos del acuerdo de Gobierno de coalición». Hay satisfacción con esto en el equipo de Díaz, que recordaban ayer que ella misma había reclamado al PSOE ese encuentro. «La reunión de contenidos es el punto número dos, es justo lo que pidió Yolanda», explican desde su entorno; «hablar antes del qué que del quién».

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