domingo, 31 de octubre de 2021

Rubio, guardián de la marca de España

Ricky Rubio puede considerarse todo un peregrino de la NBA. El base comenzó su prometedora carrera en la liga en 2011 de la mano de los Minnesota Timberwolves, imberbe y con un brillante futuro por delante, y ha acabado siendo un nómada, con cinco equipos en las últimas cinco temporadas, algo desgastado en lo anímico, pero siempre esgrimiendo un sólido juego. El pasado verano, Rubio acabó en los Cleveland Cavaliers, un equipo que se presentaba como el último clavo en el ataúd de su carrera en Estados Unidos. Rodeado de jugadores jóvenes, en una ciudad poco atractiva y con escasas probabilidades de éxito, todo parecía encaminado a que gastase su último año de contrato (cerca de 15 millones de euros) y mirase a Europa para rematar un currículo brillante. Sin embargo, tras siete jornadas de la nueva temporada, Ricky está jugando a un nivel fantástico. Se ha convertido en el líder de una prometedora manada, está tirando como nunca e incluso se ha cortado su característico moño. El base, último hombre en pie de la generación de oro del baloncesto español en Estados Unidos, vuelve a sonreír. «Es uno de los mejores bases de la liga. Tiene una inteligencia magistral y una personalidad contagiosa. Donde quiera que va, la gente a su alrededor juega mejor», declaro esta semana su entrenador, el estadounidense J. B. Bickerstaff. Los Cavs, de la mano del base, ganaron tres de los primeros cinco partidos, siendo una de las sorpresas del inicio de la NBA. Con 14 puntos y casi siete asistencias de media por encuentro, el catalán mueve los hilos y se reencuentra con su juego en Ohio, pues el base, la campaña pasada, firmó los peores números de su carrera. Es cierto que los Cavaliers han perdido los dos últimos duelos, contra los Lakers y los Suns, dos de los candidatos al anillo, pero han dado la cara y una alegría a la afición. Los elogios, en definitiva, llueven en dirección a Ricky, que vuelve a sentirse importante en una liga que parecía haberle olvidado. De hecho, sus actuaciones abren un nuevo panorama. Como agente libre el próximo verano, podría firmar por un equipo aspirante al campeonato, una posibilidad descartada en los últimos tiempos debido a que Rubio siempre ha encontrado buenos contratos, pero en equipos fuera de la monarquía de la competición. Sin ir más lejos, su apellido sonó para los Lakers, aunque finalmente se decantaron por el talentoso y caótico Westbrook. Mirlos y no leyendas El verano de 2021 será recordado bajo el prisma del baloncesto español como un punto de inflexión. Los grandes nombres, como los Gasol, han dado un paso al lado para dejar espacio a la sabia nueva. Pese a que los jugadores nacionales siguen teniendo un gran cartel en la NBA, el español está ahora representado por mirlos y no por leyendas. Si Ricky brilla, el relevo generacional, ese grupo formado por los Hernangómez, Santi Aldama y Usman Garuba, parece estar teniendo ciertos problemas para adquirir protagonismo en sus respectivos equipos. Juancho, traspasado el pasado verano a los Boston Celtis, solo ha disputado dos partidos en los que ha sumado la cifra de ocho minutos sobre el parquet. Su hermano, Willy, ni siquiera ha debutado esta temporada en los New Orleans Pelicans. Tampoco han tenido mucha repercusión los debutantes, Aldama y Garuba. El canario solo ha saltado a pista en dos ocasiones, con una media de cinco minutos de corto, la mayoría de ellos en partidos en las que las opciones de victoria o derrota ya estaban aseguradas. Garuba, en los Rockets, más de lo mismo. Ricky Rubio, a la espera de que el talento florezca, es por primera vez, y de forma merecida, el gran estandarte

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