jueves, 28 de octubre de 2021

El soberanismo se desmarca de las ‘elecciones belgas’ de Puigdemont

El Consell per la República, el órgano creado por Carles Puigdemont para revestir de institucionalidad su fuga de la Justicia a Bélgica, celebra desde hace días una particular campaña electoral diseñada para elegir a los 121 miembros de su asamblea. Estos, a su vez, votarán la presidencia de la entidad, un cargo que, previsiblemente, recaerá de nuevo en el expresidente. En la práctica, los extraños comicios del Consell, que se celebrarán de forma telemática este fin de semana, no serán más que la escenificación de un nuevo fracaso de Puigdemont, quien ha intentado por todas las vías consolidar su último juguete político ante el desinterés y la apatía del independentismo en su conjunto. De hecho, ‘las elecciones al Consell’, se han acabado convirtiendo prácticamente en un concurso interno del ‘puigdemontismo’ en el que han participado únicamente los más devotos al expresidente ante la indiferencia de ERC, la CUP y buena parte de Junts. Tampoco las principales organizaciones secesionistas (Òmnium, la Assemblea Nacional Catalana y los CDR) ni los medios de comunicación más afines al ‘procés’, empezando por TV3, han ofrecido cobertura o apoyo a la iniciativa. Pese a todo, alrededor de 100.000 personas (los socios que forman parte del Consell, previo pago de diez euros) están llamados a elegir alguno de los 525 miembros de la «asamblea de representantes» de la entidad. Fidelidad acrítica En las listas para formar parte de este parlamento catalán paralelo con sede en Bélgica hay ciudadanos de a pie y cargos electos. Cada uno de ellos tiene reservado un pequeño espacio en la web del Consell en el que muchos han vertido sus «motivaciones» para participar en la contienda. Echando un rápido vistazo, se puede ver candidatos que prometen su «entrega total» a Puigdemont y nombres que apuestan, abiertamente, por la «confrontación con España» y los «hechos consumados». «Puedo representar a una gran parte de la gente que no quiere que la enreden más», prometía otro de los participantes dentro de la categoría de ciudadanos sin cargo político. Por lo general, muchos reproches a los partidos soberanistas y encendidas promesas de fidelidad total y acrítica a Waterloo y Puigdemont. Aunque el Consell se define como una entidad «transversal» del independentismo, en el capítulo de «electos» casi hay únicamente miembros de Junts. Entre ellos se puede encontrar desde diputados en el Parlament hasta ediles, pasando por consejeros comarcales, senadores o miembros de las agrupaciones locales de la formación posconvergente a los que, aparentemente, les sale a cuenta reafirmar públicamente su afección a Puigdemont sumándose a su último invento político después del fracaso de La Crida, el partido que creó el expresidente en 2018 para alejarse de CDC y romper con el PDECat. «Entré en política de la mano del presidente Carles Puigdemont para hacer la independencia y debemos terminar el trabajo», promete entre estos Pep Riera, diputado en la cámara catalana. Xavier Font, regidor de Junts en Mataró (Barcelona), asevera por su parte que el 1-O fue «el referéndum» y se niega a la celebración de cualquier otra consulta. Además de desconocidos miembros del ‘universo Puigdemont’, hay también algunos, pocos, dirigentes políticos de primera línea. Es el caso de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, quien en su candidatura al Consell promete «reforzar las instituciones republicanas» que, asegura, están «fuera de las garras de España». Silencio de ERC y el Govern El relativo caso que Junts está prestando al enésimo intento de Puigdemont para activar su ‘gobierno en el exilio’ -proyecto con el que el fugado habría ingresado alrededor de un millón de euros vía las aportaciones de sus más de 100.000 miembros- contrasta de pleno con el silencio total con el que sus socios de ERC está encarando el asunto. Si bien en la anterior legislatura la Generalitat hizo esfuerzos para reconocer y apuntalar la activación del Consell per la República -Quim Torra incluso cedió en 2018 el Palau de la Generalitat para presentar el invento en un acto oficial al que asistió el anterior Govern en pleno-, ahora la actitud del presidente Pere Aragonès y su equipo es radicalemente opuesta y la Generalitat se ha mostrado, bajo su mandato, completamente ajena al proceso interno de la entidad. De hecho, en las últimas semanas, ni el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, ni el propio presidente autonómico han hecho mención alguna hacia un organismo que, de hecho, casi le cuesta la investidura a los republicanos durante la pasada primavera. No en vano, en ese momento, Puigdemont y Junts intentaron, por activa y por pasiva, que su gobierno en el exterior tuviera la capacidad de tutelar la estrategia del nuevo ejecutivo republicano, compensando así la derrota que los posconvergentes cosecharon en las urnas el 14 de febrero al quedar por detrás del socialista Salvador Illa y de Aragonès. Esa voluntad casi hizo saltar las negociaciones entre ERC y Junts. Los de Junqueras se vengan ahora bañando de indiferencia el último intento, casi desperado, de Puigdemont para captar la atención del ‘procés’.

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