miércoles, 27 de octubre de 2021

La falta de gol del Real Madrid

El partido frente al Osasuna era una trampa. Ancelotti lo decía tras ganar el clásico y los veteranos lo corroboraban. Era un encuentro peligroso y el italiano dio descanso a Modric, que no se había recuperado totalmente del esfuerzo realizado en el Camp Nou, y dio entrada a Camavinga. Era una alineación, la del «allenatore», que buscaba aire fresco para inyectar potencia al conjunto ante un enemigo de cuidado que había triunfado en sus últimas cuatro salidas. Carvajal y Asensio se sumaban en ese cambio. Eden Hazard estaba inicialmente en el banquillo. El Real Madrid no posee la serenidad para rematar con certeza en las situaciones duras; la ansiedad, la precipitación, se impuso ante Osasuna, como sucedió ante el Sheriff y el Villarreal. Benzema, Vinicius, Rodrygo y Marcelo desperdiciaron ocasiones claras El hueso duro de roer era conocido y el Real Madrid cayó en él. Con una marcha menos de velocidad por el desgaste del Camp Nou, con un punto de cansancio en algunos futbolistas, el conjunto de Ancelotti no aprovechó el desastre del Barcelona para convertirlo en hundimiento. El Osasuna sumaba cuatro victorias consecutivas a domicilio y en el Bernabéu añadió un punto de oro con esa estrategia de una red tupida en defensa que soportó los acosos más inhumanos. Vinicius y Rodrygo crearon el peligro local con sus rápidas incursiones, pero el cerrojo rojillo aguantó el bombardeo de un rival que denotó también su falta de frescura en sus ideas. El poderoso Camavinga, que era el motor nuevo, tuvo que ser cambiado por la amenaza de su amonestación y el técnico italiano sacó la corneta. Llamó al combate. Alineó a Hazard, Lucas Vázquez y Marcelo para buscar calidad, rapidez y talento con el que romper la muralla pamplonica. Con extremos dobles por cada banda, los remates se sucedieron ante la portería visitante. Pero Benzema tampoco estaba en modo artista y tuvo dos disparos claros de gol que se marcharon fuera. Solo los dos jóvenes brasileños del ataque madridista estuvieron a buen nivel en la faceta ofensiva. Ancelotti se comía los chicles como granos de paella, a cucharadas, porque la carencia de acierto no frenaba su nerviosismo. Todos sus cambios inyectaron nervio, pero el gol no se inyecta, se tiene o no se tiene y anoche no lo tenía nadie. Hasta dos buenos disparos de Vinicius rondaron los postes. A la estrella tampoco le entraba la pelota, aplaudido siempre por el público. Incluso dio un pase perfecto a Marcelo para marcar y su amigo tampoco acertó. A Rodrygo, una gacela, también se le marcharon fuera otros dos tiros. Estaban negados en la hora de la verdad. Vinicius y Marcelo jugaban por la izquierda, Rodrygo y Lucas Vázquez por la derecha y Hazard, entre tanto hombre de banda, se fue al centro y participó muy poco. El belga es de dirigir, de llevar el balón, y colocarse al borde del área a esperar pases no es lo suyo. El Real Madrid perdió dos puntos, como le sucedió ante el Villarreal, por la falta de ideas ante un cerrojo bien organizado. Es una asignatura por aprobar. Hay carencia de gol, falta remate, en los partidos complicados. La ansiedad por precipitarse en el disparo se repitió, como ocurrió en el empate ante el Villarreal y en la derrota ante el Sheriff. Benzema es un gran delantero, pero no es un ariete puro. Asensio, Vinicius y Rodrygo tampoco acertaron en el disparo. Ayer, ni Ancelotti utilizó a los dos nueves puros de la plantilla, Jovic y Mariano.

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