viernes, 29 de octubre de 2021

Los narcos se rearman por el final de la pandemia y del cierre del ocio

«La cocaína se ha convertido en una pandemia mundial. Entre 2014 y 2018 se ha duplicado». Así califican la ONU e Interpol la situación de esta lacra en la actualidad, que, por los cierres de fronteras y de los locales de ocio nocturno por el Covid, sufrió un cierto parón. Sin embargo, esta ‘nueva normalidad’ está ya haciéndose notar en el día a día del movimiento de cocaína. En Madrid, explican fuentes de la lucha contra el narcotráfico, «la mercancía de más pureza y mayor calidad se mueve en discotecas y establecimientos similares más selectos». Siempre se ha pensado en el mantra de que las sustancias estupefacientes más codiciadas son las que se venden en la Cañada Real; sin embargo, el poblado no deja de ser un lugar de enorme trasiego por la cantidad de clanes dedicados a ese último escalafón de este negocio que ‘despachan’ a los toxicómanos en búnkeres o ventanucos de sus propias viviendas. Algo que, a golpe de intervenciones policiales, también está disminuyendo. El binomio droga-ocio es algo muy común (evidentemente, en determinados locales, no en todos), pero los expertos hablan de que hay que tener en cuenta el siguiente detalle: «Cuanto más nivel adquisitivo o selecta es la demanda, mejor oferta es la que consumen». Una cocaína que ronde el 75% de pureza, pero que puede llegar al 92% en estos círculos tan exclusivos. Sin fumigaciones Hay otro asunto que preocupa mucho en la Brigada Central de Estupefacientes de la Udyco Central. Actualmente, en Colombia, solo se está practicando la erradicación manual. Las plantaciones de cocaína en aquel país no están siendo fumigadas por aspersión; el Gobierno lo ha suspendido ante la posibilidad de que los productos químicos que se utilizan para ello tengan elementos cancerígenos. Ahí está realmente la base de la sobreproducción de ‘polvo blanco’ que existe. Hay que tener en cuenta que los narcos colombianos exportan sobre todo a Europa (con España como gran punto de entrada) y los mexicanos lo hacen hacia EE.UU. De este modo, si los envíos en barcos (pesqueros, veleros, buques, sumergibles...) durante la pandemia eran del 20% y los aéreos el 80% (mediante ‘mulas’ y maletas o dobles fondos), ahora se ha dado la vuelta a la tortilla: los primeros han pasado al 95%. Torturas y más homicidios «La situación está desbordada de droga por toda España y Europa, de cocaína sobre todo. Además, el narcotráfico es más violento. Nos encontramos con que las organizaciones se han reinventado, porque solo pagan a los transportistas cuando la droga llega a su destino; ya no hay anticipos. De ahí el incremento de la violencia contra la Policía», explica un mando policial, en referencia, por ejemplo, a los atropellos a agentes. En el sur se han incrementado, asimismo, los homicidios por ajustes de cuentas de deudas por drogas. Incluso se han descubierto cámaras de tortura en Holanda. En España hay operando más de 600 grupos de crimen organizado, cuya duración operativa es de tres años, y unos 450 de ellos tienen actividad internacional. Se calcula, aunque es una estimación, que un centenar de ellas actúan en Madrid. Entre sus integrantes, abundan los grupos de españoles, suecos y dominicanos. En cocaína, en la capital, quienes más manejan son los nacionales y colombianos. Mercamadrid y Barajas «Muchas bandas tienen al menos a algún miembro en Madrid, porque aquí tenemos el mayor puerto seco de toda España, que es Mercamadrid, y el aeropuerto de Barajas. Mandan un contenedor a Algeciras, de ahí a Madrid y desembarcan en Mercamadrid, que funciona como punto de logística. En el aeródromo, se coge más de una tonelada al año de cocaína», añaden. Nuestro país, que se sepa, es receptor de unos 70.000 kilos anuales de esa sustancia, de la que se aprehende entre el 35% y el 45%. Lo que se está percibiendo ahora es que, si como hace unos meses adelantaba ABC, la cocaína se vendía en bloques de un tercio en la pandemia (a unos 10.000/12.000 euros) cada uno, para invertir menos dinero y no correr tantos riesgos, ahora se vuelve a los ladrillos de un kilo (36.000 euros): «Cuando el precio baje, será cuando totalmente el sistema tradicional se reactive, al haber más demanda». El gramo en la calle está a 60 euros y la dosis a unos 20. Cocaína en aguas residuales Al abrirse más el ocio nocturno, hay más demanda y más oferta. «Ahora empiezan los medianos y pequeños traficantes a reactivar sus negocios. En la pandemia hubo un auge de la ‘telecoca’ (mediante el envío a domicilio con empresas de VTC, repartidores de comida en biclicletas o motoristas). La apertura de fronteras y el ‘desconfinamiento’ de la fiesta son, pues, elementos clave en este negocio. La mayoría se mueve en las noches de Madrid, Valencia y Barcelona. Aunque es en esta última ciudad donde más restos de cocaína se hallaron en sus aguas residuales en 2018, desbancando a Ámsterdam, según el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías. Los grupos de los que se habla son aquellos importantes, que al menos mueven entre 15 y 20 kilos al mes: «El volumen de negocio es enorme, con mucho transportista. Si en Madrid tuviéramos puerto de mar sería aún peor». Aunque es «una de las urbes en las que también pasa más cocaína hacia terceros puntos de Europa». Los expertos reclaman: «Es uno de los grandes problemas sociales y no se está prestando la suficiente atención a nivel judicial a estos grupos».

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