jueves, 28 de octubre de 2021

Calviño y Díaz ofrecen a Sánchez una ‘paz fría’ para aguantar hasta 2023

La XXXII Cumbre Hispano-Portuguesa celebrada en Trujillo (Cáceres) fue finalmente la cita de los asuntos internos de los Gobiernos ‘Frankenstein’ de Sánchez y Costa. Reforma laboral y guerra Calviño-Díaz, por un lado. Elecciones anticipadas (o no) en el vecino Portugal, por el otro. Sobre lo segundo el socialista António Costa lo zanjó rápido con un «no hablo de política interna en el extranjero». Sobre lo primero –lo hispano– aún hay mucha tela que cortar a tenor de lo expresado y manifestado por las partes –en declaraciones o visualmente–. Pues en Trujillo se dieron cita las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, junto al presidente del Gobierno y otros colegas de gabinete. El ambiente fue de ‘paz fría’. Lo primero, lo oficial. Preguntado sobre la crisis entre Calviño y Díaz y su postura sobre la reforma laboral, el presidente Sánchez manifestó que «este Gobierno cumple sus compromisos» e insertó esa ‘contrarreforma laboral’ como una de sus condiciones pactadas con Podemos en la investidura. Era el ‘mimo’ para Díaz. Defendió, eso sí, que se hará de forma coordinada. Sin concretar términos Sánchez aludió al cumplimiento de otras promesas políticas como la subida del salario mínimo interprofesional, la ley de Eutanasia, la reforma educativa o, tras la pandemia, el establecimiento de los mecanismo de los ERTE para evidenciar que es de fiar ante sus socios de extrema izquierda y que finalmente llevará a cabo una modificación de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012. Cumbre hispano-lusa en Trujillo - EFE ¿Los términos de la misma? Se desconocen aún. Ahí se centrará la pelea dentro de la coalición en lo que resta de legislatura. Sánchez no quiso inmiscuirse en detalles de ningún tipo y apeló «al diálogo y al mayor de los consensos» con los agentes sociales (sindicatos y patronal) para llevarla a cabo. Se entiende que ese consenso es extensible a sus ministras. Un «consenso» que según el presidente del Gobierno «se quebró en 2012» con la reforma del PP. «Es un Gobierno que cumple», reiteró Sánchez en la rueda de prensa de la Cumbre, frente a las vicepresidentas Calviño y Díaz. Unos términos que sonaban a despejar cualquier atisbo de ruptura dentro de la coalición PSOE-Podemos. Algo que teniendo al primer ministro portugués al lado tenía más valor. «La legislatura va a durar hasta el 2023», subrayó Sánchez quien espera reeditar mandato tras los próximos comicios generales «con la mayor representación parlamentaria de las fuerzas progresistas». De este modo, también alejaba una posibilidad de que los Presupuestos no se aprueben con votos contrarios de PNV y ERC. En este sentido, hay tranquilidad en La Moncloa. No obstante, Sánchez también introdujo la idea de que hay compromisos con la UE para la llegada de los fondos de resiliencia comunitarios, queriendo contentar así a la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos. Era el ‘mimo’ para Calviño. Pero más allá de las declaraciones la jornada en Trujillo dejó otras pinceladas sobre la ‘paz fría’ Calviño-Díaz. A diferencia de otras cumbres no hubo al mediodía, durante la recepción oficial, saludo público (ante las cámaras de los periodistas) del presidente del Gobierno a sus ministros por lo que no se pudo ver la primera reacción de Sánchez ante Díaz o Calviño. Eso sí, La Moncloa sí distribuyó posteriormente sus imágenes oficiales (y edulcoradas) de ese saludo inicial: Sánchez salundado por igual a Calviño y Díaz con una mano en el pecho y un toque familiar en el brazo, la ministra de Trabajo respondió con una breve caricia en la cara, según se observa en las imágenes distribuidas. Corrillos de Calviño y Díaz Más tarde, sobre las cinco de la tarde, a la entrada en el Palacio de los Duques de San Carlos, donde tuvo lugar la rueda de prensa, los corrillos también hablaron. A pesar de llegar juntas, Calviño y Díaz no estuvieron en grupos de conversación comunes. Calviño más pegada a su colega portugués, Pedro Siza. Díaz, más habladora con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Solo al final, cuando la rueda de prensa terminó. Sánchez –ahora sí, en público– quiso dejarse fotografiar con Díaz, quien coincidió a la salida del claustro con Calviño, sin que el cruce fuera a más. Todo ello a pesar de que por protocolo se sentaran al lado. Fuentes conocedoras de la crisis reconocen que hubo «malentendidos», sobre todo por cuestiones de metodología para el cambio de la reforma laboral. Se da ya por zanjada la ‘minicrisis’ aunque auguran una batalla decisiva «hasta diciembre» que posicionará a Sánchez y Díaz ante las futuras elecciones. Teniendo en cuenta la tendencia ascendente de Díaz en las encuestas esta ‘paz fría’ puede convertirse en una guerra por el relato de la ‘contrarreforma’. Y ahí Sánchez se la juega, y no solo ante Europa.

De España https://ift.tt/3nBoSit

0 comentarios:

Publicar un comentario