
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, temía que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no diese margen a la patronal para llegar a un acuerdo para la derogación de la reforma laboral. Por eso, ejecutó el volantazo poniendo a la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, como líder de la negociación. Díaz siempre defendió abolir las medidas del Partido Popular aún sin acuerdo con los empresarios, pero La Moncloa quiere intentar el consenso total entre ellos y los sindicatos. De esto dependerá el 'ok' de la Comisión Europa. A juicio socialista, es una negociación muy sensible, y aún así ven capaces a los dirigentes de Unidas Podemos de cerrar una reforma que cuente únicamente con los sindicatos. Lo que a Calviño, que es...
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