
La fecha del 1 de octubre de 2017 forma ya parte del imaginario colectivo independentista. Un 11-S renovado. La celebración de una derrota política. El único punto que une, ahora mismo, a ERC, Junts y la CUP, cada vez más divididos dentro y fuera del Parlamento de Cataluña y el Congreso de los Diputados. Ayer, los partidos y las entidades secesionistas, que mantienen el control de la Generalitat, conmemoraron aquel domingo de hace cuatro años con actos institucionales. «Cataluña volverá a votar», llegó a decir Pere Aragonès, presidente autonómico. Y «votar solo hace daño a los demófobos», apuntó Laura Borràs, presidenta parlamentaria. Sus palabras sonaron como las del entrenador del boxeador que anima a su pupilo a seguir en pie...
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