Nueva reválida ante el Atlético de Madrid para Ronald Koeman, aunque el técnico se sabe fuera del Barça, salvo un inesperado cambio de guión que pasa por un triunfo esta noche. Ni los más optimistas hubieran aventurado que el técnico prepararía este partido tras las dos contundentes derrotas en Champions ante Bayern y Benfica, y los dos inesperados empates ante Granada y Cádiz. Una prórroga ante la ineficacia de la dirección deportiva para encontrar el relevo adecuado del neerlandés, que es consciente de su delicada situación. En el Wanda le esperan con ganas. Sobre todo, Luis Suárez y Antoine Griezmann, dos de los futbolistas que se vieron obligados a tomar el puente aéreo empujados por la situación económica del Barcelona y la escasa confianza del preparador. Ambos anhelan una justicia poética con la que esperan castigar la ‘maldad’ con la que se sintieron tratados. Aterriza el Barcelona en Madrid con carencias en la fase ofensiva, con muchos problemas para marcar goles (cero en los dos partidos de Champions) y errando las pocas ocasiones generadas. Todo lo contrario que el Atlético, mucho más efectivo, y con Suárez y Griezmann habiendo engrasado la máquina tras un inicio dubitativo. De hecho los dos atacantes colchoneros certificaron una victoria de prestigio este pasado martes ante el Milán (1-2) anotando los goles del triunfo. Se hizo esperar el estreno del francés, criticado tras su regreso, mientras que el uruguayo ya ha dado puntos: anotó un tanto en el empate ante el Villarreal (2-2), anotó los dos goles del triunfo frente al Getafe (1-2) y el de la victoria contra el Milán. Suárez tiene ganas de proseguir su racha ante el Barcelona para reivindicarse ante Koeman y la afición culé. «No olvido que el año pasado en la pretemporada me mandaban a entrenar aparte», asegura en una serie de entrevistas a diferentes medios, aunque quiere dejar claro que «no soy rencoroso». Eso sí, cree en el karma, «en el destino, el de que te desprecien, hay cosas que no olvido y el destino tendrá el final que tendrá que tener». El charrúa remarca que le dolió «el desprecio» de Koeman hacia él y culpa de su marcha a Bartomeu, al que acusa de filtrar que «era malo para el vestuario». El técnico azulgrana asume las críticas, pero responde sin cortapisas. «Estoy harto de defenderme a mí mismo. Hemos hecho cosas importantes a pesar de asumir cambios importantes en el club. No tiene sentido, la gente que sabe puede analizar la situación del equipo y del club. Habrá gente que piensa que son faltas de respeto y piensan que el club tiene que dar tiempo a este equipo. Me gustaría explicar bien lo que pienso cuando llegue el día», avisó, refiriéndose también a su propia situación en el Barcelona. También tiene ganas de elevar la voz Griezmann, cuestionado desde el día que llegó al Camp Nou, criticado por el ‘soci’ y relegado por Koeman a una posición en la que ni podía ni sabía brillar. Retornó al Atlético, donde pelea por recuperar la simpatía de la que siempre consideró su afición. Marcarle al Barcelona ayudaría a la reconciliación y cerraría alguna que otra herida abierta, tanto con los culés como con los colchoneros. Koeman se sabe sentenciado Los goles de los dos exazulgranas puede ser la puntilla para Koeman, pero lo cierto es que, pase lo que pase, el técnico está sentenciado y seguramente ya no dirija el encuentro ante el Valencia del próximo 17 de octubre, tras el parón liguero. El técnico es consciente de su situación y aunque ayer se mordió la lengua, se le entendió todo, como que la relación con el presidente esta rota («me he enterado de que el presidente ha estado aquí pero no lo he visto») o que siente que le han faltado al respeto («creo que no hace falta contestar ¿tú qué piensas?»). Sabe que está en el alambre. «Tengo ojos, tengo orejas. Ya sé que sé filtran muchas cosas, pero a mí una vez más no me han dicho nada», asegura. Mientras espera su despido, sigue defendiéndose, porque «se juega según los jugadores que tienes», y lamenta la poca efectividad del equipo mientras Suárez saca pecho: «Mis números en el Barcelona hablaban de que no bajaba la media de 20 goles por temporada, y no sé si hay algún ‘9’ que haya llegado a hacer eso en este club». Precisamente, cuando firmó Koeman tenía al tridente que ya no tiene, Messi, Suárez y Griezmann. No solo los ha perdido sino que los tiene como rivales. «Mi peor momento en el Barça ha sido la marcha de Messi. Si tuviera la bolsa del dinero, Messi seguiría aquí».
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