«Esta sala sonaría mejor si se hubiesen tapados los espejos con tela. El cristal no beneficia nada al audio». Álex de la Iglesia se tomó al pie de la letra que ayer impartía una clase magistral y nada más comenzar su intervención en el Salón de los Espejos del Teatro Calderón –de ahí, el comentario del cineasta–, dejó su primera impresión sobre el lugar a los alumnos de la Universidad de Valladolid allí presentes, la mayoría pertenecientes al Máster en Cine, Comunicación e Industria Audiovisual. El cineasta, con más de una veintena de títulos a sus espaldas, impartió esta charla horas antes de recibir la Espiga de Honor en la Gala del Cine español que se celebró por la noche en el marco de la Seminci. Soltado su rapapolvo, lanzó su siguiente consejo:«Este tipo de actitud beligerante en el caso de la dirección es absolutamente necesaria porque os váis a encontrar con mucha gente que tendrá la intención de que las cosas sean de otra manera». Metido ya en faena y en el papel de maestro, recordó también a los estudiantes que cuando se rueda una película tres son los «personajes» claves: el primero, el guion, «que es la biblia»; el segundo, el director, «que debe hacer absolutamente lo que pone en el guion», y el «tercero», el que monta, «que debería sentirse libre respecto al material». Quien se estrenara en el mundo del largo con ‘Acción Mutante’ (1993) se definió como una persona «absolutamente optimista» y como tal consideró que «estamos en uno de los momentos más apasionantes para hacer cine». En este sentido, recomendó a los allí presentes ver la época cambiante que vive la industria y el modelo de mercado como «un desafío»: «Yo como productor – está al frente de Pokeepsie Films– estoy viendo las mejores oportunidades para contar historias desde todos los puntos de vista. Hay una necesidad de contenido enorme que no puede ser considerado un problema», significó el realizador, para quien la gente que no opine esto es «está fuera del mercado o se interesa por el audiovisual desde un punto de vista industrial sino como una ensoñación». «No creo que haya habido un momento en el cine español con mejores películas que ahora», continuó el cineasta, que presentó recientemente en Sitges ‘Veneciafrenia’, que llegará a los cines próximamente . «¿Que tienen en común ‘El buen patrón’ con ‘La abuela’? ¡Pues que las dos muy buenas!» remarcó, antes de valorar la oportunidad que han supuesto las plataformas para el «reverdecer» de la industria y la «democratización» de los contenidos, ya que están consiguiendo que productos españoles lo estén viendo «cien millones de personas»: «Probablemente, en el sector audiovisual, el modelo español está siendo el más exitoso de Europa y esto no lo dice nadie». Destacó también como una de las consecuencias de este nuevo modelo el fin de la piratería, que «ya no hay porque hay una oferta legal. El mercado no lo necesita», y apuntó la necesidad de dar una vuelta al concepto de sala de cine, haciendo sus propuestas «interesantes» para «sacar a la gente de casa». El cine de Marvel Se confesó ante los alumnos «máximo defensor» del cine de Marvel y destacó la importancia que ha tenido, no solo en su trayectoria cinematográfica sino también en su vida, el mundo del cómic: «A mí el Capitán Haddock me ha cambiado la vida». En ese momento de su conversación con los alumnos de la Universidad de Valladolid, echó la vista atrás para recordar cuando llegaba del colegio deseoso de leer de nuevo su cómic de ‘Asterix legionario’, en su opinión, «es una de las obras cumbres de la comedia» o cuando descubrió el amor de mano de Flash Gordon. Tampoco se olvidó en ese repaso por su vida de cómo le influyeron en su formación los jesuitas, a quienes responsabilizó de ese carácter beligerante que tiene como cineasta. De su mano, pudo descubrir en los ya desaparecidos cine clubs directores como Ken Russell o ver Star Wars en 1978, un año después de que se estrenara en Estados Unidos. : «El impacto fue tan increíble que la íbamos a ver compulsivamente». HERAS Confesó también que para hacer cine «lo que se necesita es un nivel de inconsciencia importante», y que no tuvo la sensación de que pertenecía al colectivo de realizadores del cine español hasta que un día oyó en un restaurante por lo bajines a un hombre que se metía con la producción de nuestro país: «¡En ese momento vi a Mario Camus o Pilar Miró como mis hermanos de sangre!», recordó, al tiempo que advirtió irónicamente a los estudiantes de «una ley de oro: Si queréis que la gente os respete, tienes que estar muerto o ser de Los Ángeles». Reveló, además, que contar con un equipo más o menos estable en sus películas es cuestión de comodidad, aunque reconoció que en cuestión de actores, corre también el peligro de llevarte a un «anquilosamiento». En este punto, no pudo evitar emocionarse al recordar al actor Álex Angulo, y ya en clave más personal, confesó también que «nunca» se ha atrevido a hablar de cine con su hija, que ahora está estudiando en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM): «Me da vergüenza». La clase magistral sirvió, por último, para conocer sus planes de futuro. Adeñantó, en este sentido, que la serie ‘30 monedas’ llegará a HBO en febrero próximo y que tiene dos encargos de Netflix para hacer dos o tres películas de terror.De España https://ift.tt/3EjeNxd
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