viernes, 29 de noviembre de 2019

El PP decide pasar al ataque contra Vox desde «la moderación»

Se acabó la tregua. Pablo Casado optó por ignorar a Vox durante toda la campaña electoral y se dedicó a luchar por la reconquista del centro. El resultado en las urnas fue un crecimiento del partido de Abascal, que campó a sus anchas en el espacio de la derecha y logró un millón de votos más que en abril. El PP también subió 650.000 votos, pero dentro del partido de Génova hay voces que reconocen que el resultado pudo ser mucho mejor y no se supo frenar a tiempo el crecimiento del partido de Santiago Abascal, que ha llegado a los 52 escaños, frente a los 89 de los populares. Pero después de las elecciones, el PP ha dado un giro en su estrategia y ha decidido plantar cara a Vox en todos los debates que se planteen, para «desenmascarar su populismo» y tratar de recuperar, con argumentos, a sus votantes. El mejor ejemplo se ha visto esta semana, con motivo del Día internacional para la eliminación de la violencia de género. La imagen del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, enfrentándose al portavoz de Vox, Javier Ortega Smith, por «reventar» el acto en conmemoración por el Día contra la violencia de género, y recriminándole su «silencio atronador» ante esta lacra y ante el pacto municipal suscrito por todos los grupos menos por ellos, valió más que toda una campaña. «Ese es el camino, hay que ponerles ante su espejo, con argumentos y sin silencios», señalan compañeros de Almeida en el PP. Fuentes del partido consideran que fue un error de bulto que en el único debate electoral Pablo Casado callara ante algunas «barbaridades» de Santiago Abascal, como sus críticas a la ley de Violencia de Género, su defensa de la eliminación del Estado de las Autonomías o su propuesta para ilegalizar el PNV. El líder del PP prefirió no polemizar con Abascal, pero al final pareció un silencio «cómplice». En las filas populares señalan que eso se tiene que acabar: «Hay que entrar en todos los debates, fijar nuestra posición desde la centralidad y la moderación, y dejar a las claras su debilidad argumental. Tenemos que colocar nuestro mensaje siempre, y no dejar que sea el suyo el que predomine». A partir de este análisis que se ha hecho en el PP, los dirigentes del partido han empezado ya a soltarse en sus críticas directas al partido de Abascal. Uno de los más explícitos ha sido el secretario general, Teodoro García Egea, quien ha abierto la puerta a que hagan lo mismo los demás. «Lo de Vox no es de izquierda ni de derecha, es populismo barato», sentenció en la entrevista que ABC publicó el lunes pasado. La lucha contra la violencia de género y la defensa del Estado de las Autonomías y de la Constitución son dos de los asuntos que el PP va a defender frente a las salidas de tono de Vox. Pero no los únicos. En inmigración, en materia de igualdad o en el terreno económico los populares no «callarán» ante Vox. «Es un partido que grita mucho, pero no aguanta ni cinco minutos de debate sobre financiación económica o sobre las recetas para salir de la crisis, no tienen fondo argumental», sostienen en el PP. Los populares admiten que tardarán tiempo en recuperar el voto fugado. «Pero la batalla ha empezado, con debate, con nuestro mensaje y dejando claro que lo de Vox no es ideología, es oportunismo y populismo». «No» al cordón sanitario De momento, el choque entre el PP y Vox en los debates se está viendo todos los días, en política nacional pero sobre todo en los ayuntamientos y en las comunidades donde tienen firmados pactos. En las últimas semanas, el PP ha dejado solo al partido de Abascal en Castilla y León en su propuesta para derogar la Memoria Histórica de esta región, en Zaragoza en una moción sobre violencia de género, en la Diputación de Almería cuando negó la violencia machista, en Orihuela al querer incluir a los hombres asesinados por mujeres en los minutos de silencio, y en el Parlamento andaluz cuando plantearon llamar «abortorios» a las clínicas abortistas, entre otras medidas. Los populares han dejado claro que no son partidarios de aplicar ningún cordón sanitario sobre Vox, como sí hizo el PSOE con el PP mediante el Pacto de Tinell, pero ya no callarán para que la «burbuja del populismo», según dicen, vaya perdiendo fuerza.

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