sábado, 30 de noviembre de 2019

Golpe al «aparato de difusión de Daesh: «Apagón» de la propaganda yihadista en Internet

Abu Bakr al-Baghdadi, líder de Daesh hasta ser abatido a finales de octubre en su refugio de una pequeña localidad siria por fuerzas de élite estadounidenses, difundió el 29 de abril pasado el que sería su último discurso a sus seguidores de Daesh. Su mensaje, en un contexto de derrota militar en el que el Califato había perdido la práctica totalidad del territorio, fue pedirles que llegaran ideológica y doctrinalmente al mayor número de personas posible. Fue su postrero «soplo estratégico», que aún se mantiene. El líder de Estado Islámico, por tanto, situaba en la propaganda el eje principal de su línea de acción, para que contaminados por ella sus seguidores llevaran el terror a cualquier parte del mundo. Por tanto, la difusión de los mensajes de propaganda, que debían servir de inspiración para todos los yihadistas, pasaba a ser el principal canal de oxígeno de la organización terrorista; más aún cuando estaba ya cegado el que proporcionaba el control del territorio, con lo que eso suponía de ingresos económicos, acceso a fuentes de energía, armamento o instauración efectiva de un califato... Consumidores Con esta perspectiva, es fácil entender que la lucha contra el «aparato de difusión» de Daesh es una de las claves para poder combatir este tipo de terrorismo. Sólo un dato: «El 80 por ciento, quizá más, de los actores solitarios que han perpetrado atentados en Europa han consumido este tipo de propaganda; muchos ni siquiera tenían contacto con muyahidines que combatían en las zonas de yihad, ni por supuesto habían viajado jamás hasta allí», destacan fuentes del Servicio de Información de la Guardia Civil consultadas por ABC. Probablemente, los que atacaron el viernes en Londres y La Haya estén entre ellos. La operación conjunta de 12 países conocida esta semana, coordinada por Europol, liderada por Bélgica y España y que ha supuesto el cierre de 26.000 páginas con contenidos yihadistas en Telegram, Google, Microsoft, etc., hay que analizarla en esta clave. Los expertos en la lucha contra el terrorismo saben que si se corta ese flujo de propaganda, el peligro de la radicalización disminuye y con ello la posibilidad de que se cometan atentados. Los responsables policiales que diseñaron la investigación -a la cabeza, mandos de la Guardia Civil y la Policía belga- aprovecharon el cambio de actitud de las empresas propietarias de los servidores, y entre ellas, muy especialmente, Telecom. «Que haya colaborado esta compañía ha sido fundamental -explican las fuentes del Instituto Armado-, porque es en ella donde se habían reunido, por el anonimato que garantizaba, la mayoría de los canales, grupos y perfiles yihadistas. Primero utilizaban las redes sociales, pero pronto comprobaron, por las continuas detenciones, que con ellas eran vulnerables y buscaron refugio en Telegram; ahora han visto que allí tampoco pueden seguir actuando -lo intentan aún, pero los “tumbamos” de inmediato- y comienzan a buscarse alternativas... Estamos observando sus movimientos para poder diseñar una estrategia para combatirlos». «Hasta su derrota militar -reflexionan las fuentes consultadas-, Daesh compatibilizaba el espacio físico con el virtual. Ahora ha perdido prácticamente la totalidad del primero y han tenido que virar la estrategia hacia la propaganda, que llega a todas partes del mundo y que activa a los terroristas fungibles, que perpetran normalmente un solo ataque porque tras él o se suicidan o son abatidos por las Fuerzas de Seguridad. Por eso es tan importante para ellos llegar a la mayor audiencia posible». La operación liderada por la Guardia Civil y la Policía belga ha destruido la «estructura de difusión» de estos mensajes. «Para los jefes de propaganda de Estado Islámico la clave era que los generadores de contenidos pudieran alojar en Telegram su material». Llegar a los productores no es posible por ahora porque están muy protegidos y además se comunican de forma opaca a través de la «dark web». Pero esos canales son muy restringidos, así que necesitaban la citada plataforma de mensajería para hacer llegar el material a sus seguidores a través de canales, grupos y perfiles anónimos. Es precisamente ese paso el que se ha conseguido clausurar. Que Telegram haya proclamado que en sus canales de comunicación «no hay espacio para el terrorismo yihadista» ha sido, sin duda, un hito importante. Eso sí; como el principal atractivo para sus clientes es el anonimato, no facilitan datos de quién está detras, las famosas IP que pueden llevar hasta ellos. Pero al menos las cierran, lo que es un gran avance. También para Europol, en especial para el IRU del Centro Europeo de Lucha contra el terrorismo dirigido por el general Navarrete de la Guardia Civil, la operación es un punto de inflexión en su dinámica de trabajo.

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