sábado, 30 de noviembre de 2019

Ciudadanos aleja por ahora el fantasma de las baronías

Quizá fue Félix Álvarez, alias Felisuco, quien más se aproximó en términos metafóricos al definir la Gestora de Ciudadanos (Cs) constituida ayer: «Hemos alquilado un autobús que nos va a llevar al 15 de marzo». La idea que cala de los integrantes escogidos por Manuel García Bofill para liderar esta etapa es la de un equipo mayoritariamente continuista, pero también con un aire de transitoriedad. García Bofill, como presidente del Consejo General, trasladó ayer la lista de la Gestora a este órgano, que la ratificó con un 91 por ciento de los votos a favor –el partido no facilitó los datos exactos–. Aunque hubo debate y muchas más intervenciones de lo normal en estos cónclaves –hasta diecisiete peticiones de palabra en el turno de ruegos y preguntas–, solo hubo seis abstenciones y cinco votos en contra al validar la Gestora. Ahora, este órgano interino dirigirá el partido hasta la celebración de la V Asamblea General, convocada ya ayer para el próximo 15 de marzo, que completará la sucesión de Albert Rivera con la renovación de las estructuras del partido. Quince días antes tendrán lugar unas primarias en las que se conocerá tanto al nuevo líder de Cs como a su Ejecutiva, por lo que Inés Arrimadas, única que se ha postulado, deberá dar a conocer su posible equipo antes del mes de marzo. Y es ahí, en la guardia de la que se rodeará la jerezana, donde surge el punto de conflicto. La idea de Arrimadas es escuchar a todos los sectores del partido y tratar de hacer una dirección lo más representada posible, pero ayer muchos se esforzaban por ahuyentar la palabra «barón» del léxico de los liberales. La comparación con las federaciones socialistas genera pavor en Cs y Felisuco reivindicó un punto medio como virtud entre «diecisiete reinos de taifas» y el hiperliderazgo que caracterizó la era Rivera. «Esto no es un reparto territorial; es una gestión, una transición», apuntó el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, a su salida del cónclave. Mismos términos en los que se pronunciaron otros como la diputada Marta Martín, que suscribió que el reparto no va de «cuotas territoriales»; o Ignacio Aguado, que garantizó que no le preocupan «los territorios ni los equilibrios territoriales» sino «España y que esto sea un proyecto de centro». Las votaciones sobre la fecha de la V Asamblea General y el reglamento de la Gestora, rápidas y sencillas, se cerraron por unanimidad, pero según ha podido saber ABC el ambiente se enturbió a la hora de posicionarse sobre los nombres de la Gestora. Varios consejeros reclamaron el voto secreto y en urna, y que se realizase de forma posterior al debate y las intervenciones solicitadas. No fue así. Fuentes de la Gestora explican que según los estatutos un tercio del Consejo General debe solicitar formalmente el voto en urna para que se proceda así y que, al no suceder, se votó a mano alzada. Pero fueron varios quienes protestaron, especialmente, por tener que votar antes de que se escuchasen sus argumentos. Los murcianos Miguel Sánchez y José Luis Martínez se negaron a votar como forma de protesta. Voces en contra Los cinco votos en contra fueron Ignacio Prendes –que a su llegada había reclamado que Cs vuelva a ser «útil» y que públicamente ya ha pedido el fin del hiperliderazgo–, Orlena de Miguel, Fernando Navarro, Eduardo de Castro y Luis Armando Fernández. El propio Prendes o el díscolo Francisco Igea, según la versión de consejeros presentes, censuraron la falta de análisis en el partido por el batacazo electoral y recibieron la respuesta de Carlos Carrizosa, hombre fuerte en Cataluña, reacio ayer a la autocrítica. Javier Amador fue más allá y, tras un Consejo «bochornoso», anunció en Twitter su marcha del partido. Igea a su salida dijo estar contento con «muchas» de las personas de la gestora. Voces con asiento en el Consejo General y que estaban en el último Comité Ejecutivo de Rivera cargaron contra el continuismo de la Gestora y llegaron a afirmar que toda la Ejecutiva debería asumir responsabilidades. Entre ese inmovilismo, sin embargo, hay también guiños al futuro del partido con cambios significativos. Marcos de Quinto y Lorena Roldán, presentes en el Comité Permanente hasta ahora, se quedan fuera. La portavocía la asume Melisa Rodríguez, muy cercana a Arrimadas y una de las personas que suena para ocupar una posición de fuerza en el futuro de Cs. Continúa como secretario general José Manuel Villegas, que en marzo dirá adiós a la política. También sigue en Organización, tras haber dimitido el martes, un Fran Hervías con las horas contadas en esta área. La incorporación de Luis Garicano –conciliador ayer en la reunión– se interpreta como una cesión frente al sector crítico con el veto a Pedro Sánchez, y es significativa la entrada Guillermo Díaz y de Beatriz Pino en Comunicación para suplir la baja de Fernando de Páramo. En la Gestora por el momento se defienden de las críticas por la ausencia de confrontación antes de votar, y también de la acusación de continuismo. Fuentes de este órgano justifican que García Bofill no tiene legitimidad para cambiar nada y que no puede haber dos Ejecutivas nuevas en cuatro meses. Será Arrimadas, si así lo estima, quien haga la verdadera renovación.

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