Suenan los teléfonos, fallan los faxes y se relamen los agentes. Es el último día de mercado, fecha de intriga y sobredosis futbolera donde las haya, una vorágine en la que el deporte rey, por intención o por despiste, se convierte durante unas horas en un mal estudiante, con los deberes a medio hacer mientras la profesora pasa revista. Ya aligerada la crisis financiera provocada por el coronavirus, el mercado estival ha renacido este año como una marea incontrolable, con los grandes clubes sacando la chequera a diestro y siniestro y con decenas de movimientos interesantísmos de la clase media, todos los equipos agobiados por igual a la hora de confeccionar unas plantillas rebosantes y con alternativas para una temporada marcada de forma por el Mundial, en Catar y en diciembre. El último día de mercado no fue diferente. Ayer, al cierre de esta edición y en plena cuenta atrás para la medianoche, el gran agitador del mercado volvió a ser el Barcelona. Los azulgranas han mimado a Xavi como el hijo pródigo que es y sobre la bocina consiguieron los fichajes de Marcos Alonso , procedente del Chelsea, y de su canterano Héctor Bellerín, que consiguió rescindir su contrato con el Arsenal a media tarde. Dos laterales como puntilla a una plantilla ilusionaste (siete incorporaciones estivales) que ahora debe justificar tamaña inversión con resultados de categoría. En la hoja de salidas, los catalanes rescindieron el contrato de Braithwaite, fichado poco después por el Espanyol, y cedieron a Dest y a Abde al AC Milan y al Osasuna respectivamente. La tarde también estuvo animada por la Real Sociedad, que sobre las siete de la tarde inscribió en las oficinas de LaLiga de Madrid al delantero nigeriano Sadiq Umar , procedente del Almería por una cifra cercana a los 20 millones de euros y que llega a Anoeta para suplir a Isak, goleador en su estreno con su nuevo equipo, el Newcastle inglés, el pasado miércoles en la derrota ante el Liverpool (2-1). Noticia Relacionada Fútbol estandar No Halaand: 101 toques para destrozar los registros goleadores de la Premier Miguel Zarza El flamante nuevo delantero del Manchester City suma ya 9 goles en sus cinco primeros partidos El Valencia, por su parte, se hizo con la cesión del centrocampista del Leipzig alemán Ilaix Moriba, que ya militó la pasada temporada en Mestalla, para soterrar la marcha de su estrella y capitán Carlos Soler, ya en París para jugar junto a Mbappé, Messi y Neymar en el PSG. Además, los valencianos cerraron en tiempo récord, cuestión de horas, el fichaje de Justin Kluivert , hijo del mítico Patrick, que llega a préstamo desde la Roma para reforzar la delantera. Luca Zidane al Eibar, Gonzalo Melero del Levante al Almería y Jordan Amavi, al Getafe procedente del Olympique de Marsella, fueron otros de los protagonistas de la tarde. Sudor y lágrimas en LaLiga El caos y el runrún fue la nota dominante en las oficinas de LaLiga que, como si de un evento deportivo estadounidense se tratase, montó un show a la altura de las circunstancias. Mientras los periodistas esperaban en la planta baja, atentos a un contrato extraviado, a un representante descuidado y a la infinita pantalla donde iban apareciendo las nuevas inscripciones, era en la planta siete, oficina de inscripciones, donde se tocaba el rock and roll. No se llegó a la intensidad que se vivía en Italia en los años 80, donde los directivos lanzaban desde la calle la documentación por las ventanas del organismo competente, pero la tensión era más que palpable. Los operarios de LaLiga sudaban tinta para digital izar todos los documentos que les iban llegando de los clubes. Un error podía mandar al traste una operación decenas de millones de euros. «Todos los equipos inscribirán a todo el mundo», tranquilizaban los directivos de la patronal a los directivos y agentes presentes en el edificio. El fuego se fue disipando y no hubo grandes sobresaltos. El reloj, al fin, se reinició y el mercado de fichajes agonizó, al menos un par de horas, porque el fútbol nunca se detiene.
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