Belsué: «Luis Enrique ha impregnado a la selección de su carácter»

Alberto Belsué (Zaragoza, 1968) vivirá hoy una jornada muy emotiva. La selección española regresa después de muchos años a Zaragoza, el lugar que encumbró a este histórico defensa en una de las épocas doradas del conjunto maño (campeones de Copa en 1994 y de la Recopa en 1995). COn su tesón inquebrantable marcó una época en el lateral derecho, lo que le llevó a defender la camiseta del equipo nacional hasta en 17 ocasiones, incluyendo los partidos de la Eurocopa de 1996. Hoy en día vuelve a disfrutar del fútbol como delegado del Real Zaragoza, y atiende la llamada de ABC ilusionado por recuperar imágenes y recuerdos de aquella época. -Se retiró y se le perdió la pista. ¿Qué fue de usted? -Dejé el fútbol en 2001, jugando en el Iraklis griego. Con 33 años decidí que ya era suficiente. Acumulaba mucho cansancio de tantos años. Fueron once temporadas en el Zaragoza, medio año en el Alavés, otro en el Numancia... Tuve la fortuna de que apareció una gran empresa de equipamiento deportivo, como es Mondo, y estuve enrolado los siguientes trece años. Fue el boom del césped artificial y del montaje de campos de fútbol y pistas de pádel. Teníamos muchísimo trabajo. -Han sido muchos años alejado de la primera línea del fútbol. -Poco después de retirarme ya tuve una oferta del Zaragoza para ser el delegado del equipo. Pero estaba bien en la empresa, tenía hijos pequeños y el fútbol ocupa demasiado tiempo. En ese momento decidí que no era el momento. En el fondo siempre he seguido el fútbol de cerca. Colaboraba con medios de comunicación, visitaba equipos... Estaba muy encima. Nunca quise quise ser entrenador, pero sí estar relacionado en una faceta como la que hago ahora. Cuando hace siete años me lo volvieron a ofrecer ya sí tuve claro que era el momento. Es el lugar donde más me gusta estar. -Fue 17 veces internacional, jugó la Eurocopa del 96... ¿Qué recuerdos guarda de su paso por la selección? -Para mí fue algo espectacular. Recuerdo la primera llamada. No sabía ni que había convocatoria. Yo estaba con mi mujer, que estaba embarazada de mi primera hija. Empezó a sonar el teléfono de casa y un periodista me dio la noticia. Me pilló de milagro porque estábamos a punto de irnos al cine. El debut fue en Sevilla, ganamos 3-0 a Dinamarca después de una semana de entrenamientos en la que yo estaba convencido de que no iba a jugar. Cuando Clemente me dijo que iba a ser titular fue un subidón. Jugué de lateral derecho, con Chapi Ferrer en el izquierdo. También debutó ese día Donato, que marcó un gol. -Fue una convocatoria ganada a pulso. -Eran los años grandes del zaragocismo, con la Copa del 94 y la Recopa del 95. Esos dos años me pillaron pletórico. Ir a la selección desde un equipo más o menos pequeño como el Zaragoza era difícil, pero hacíamos un fútbol muy bonito. El colofón fue ir a la Eurocopa del 96. Perdimos en cuartos en los penaltis ante Inglaterra, en Wembley. Nunca había lanzado un penalti y me tocó tirar uno. Por suerte lo metí, pero no sirvió de nada. -¿Cómo fue el ambiente en aquella Eurocopa? ¿Cómo afronta un futbolista una concentración tan larga? -Se hace largo, sí. Primero fuimos a Puente Viesgo, al balneario. Recuerdo que había muchos aficionados y un foco tremendo en todo lo que hacíamos. Luego ya nos quedamos en Leeds. En mi caso lo viví como el principiante que era, rodeado de compañeros de élite. Recuerdo la ilusión por hacerlo bien y el vivir cada partido como una final. A nivel personal sí notaba que llegaba cansado al torneo, porque la temporada se había hecho larga. Supongo que en Catar va a ser diferente, porque los jugadores van a llegar muy en forma. De todas formas el cansancio se suple con las ganas de representar a tu país. -En esa época ya coincidió con Luis Enrique. -Era un compañero espectacular. Yo llegué a esa selección junto al Paquete Higuera, que era mi compañero en el Zaragoza. Luego él dejó de ir y me convertí en un asturiano más. Estaba todo el día con Manjarín, Abelardo y Luis Enrique. Comía con ellos y era con los que más hablaba. Ellos estaban mucho más acostumbrados a ese tipo de concentraciones, pero me acogieron de forma increíble. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Nico Williams: «Soy un chaval muy simple; me vale con un banco, amigos y unas pipas» noticia Si Del andamio al walkie-talkie: las extravagancias de Luis Enrique en los entrenamientos noticia Si Un gol con sonrisa para España -¿Se le veían ya maneras de entrenador? -Para nada. Por aquel entonces yo no imaginaba que pudiera llegar a convertirse en el entrenador que es hoy en día. No tenía ese afán metódico o de analizar partidos que sí ves en otros compañeros. Pero al final ha tirado por esa vocación y el resultado está ahí. Ha sabido aprovechar las enseñanzas de los buenísimos entrenadores que ha tenido y se ha convertido en un técnico de mucho nivel, impregnando a sus jugadores y a la selección del carácter que tenía él y haciendo un fútbol sensacional. -¿Y cómo ve su selección? -Cada vez es más difícil ganar a cualquiera. Tiene un grupo enorme de jugadores y va variando, probando cosas. Es un equipo muy joven y tiene la lista abierta. Él no se casa con nadie. Diría que sí es favorita para el Mundial, pero junto a doce o catorce selecciones más. Siempre dependes del cruce, de la suerte... Son partidos de altísimo nivel en los que la igualdad es máxima. -Una de las posiciones en la que cuenta con menos variantes es, precisamente, la de lateral derecho. -En el fútbol moderno hacen una labor impresionante, de mucho derroche. Cada vez colaboran más en el ataque, pero tienen que tener repliegue defensivo. Para hacerlo perfecto tienen que estar a tope físicamente, si no es muy difícil. Carvajal lo hace espectacular, pero cuesta ver en la Liga más carrileros de ese perfil. -¿Y cómo vivirá Zaragoza este partido? -Zaragoza es una fiesta, las entradas volaron y hay una ilusión enorme por ver fútbol del máximo nivel. Llevamos diez años fuera de Primera y se nota que hay muchas ganas de ver a estos jugadores

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