miércoles, 21 de septiembre de 2022

Cómo se hacen trampas en ajedrez

Al hilo del caso Carlsen-Niemann , muchos lectores preguntan cómo es posible hacer trampas en el ajedrez moderno. Resulta irónico que el primer fullero de la historia fuera El Turco , un falso autómata ideado en 1759 por Johan von Kempelen . El muñeco derrotó a toda la corte de la emperatriz María Teresa I de Austria y al mismísimo Napoleón , gran aficionado. Más pronto que tarde se descubrió que dentro de la máquina se escondía un maestro de talla XS. La historia le ha dado la vuelta a la tortilla y ahora son los profesionales y aficionados menos decentes quienes esconden toda clase de dispositivos. El tamaño sigue siendo importante. Lo más habitual es recurrir como cómplice a un colega que sople las jugadas. Si la partida se retransmite en directo por internet, como es costumbre, solo hay que idear el modo de transmitir los movimientos. No hace falta ni un ordenador. Un móvil barato con una aplicación gratuita derrotaría al campeón del mundo. El mundo del tablero no mueve fortunas, pero sí algunos miles de euros y una cantidad desproporcionada de ego. El caldo de cultivo es idóneo para que proliferen los intentos de hacerse pasar por un as de los gambitos. Ejemplos hay a patadas. Noticia Relacionada Ajedrez estandar Si Carlsen vuelve a señalar a Niemann y abandona su partida después de solo dos jugadas Federico Marín Bellón El campeón del mundo se deja ganar contra el joven gran maestro estadounidense Por otro lado, si el nivel de los dos jugadores es similar y uno de ellos pudiera acceder a los análisis del módulo informático en unos pocos momentos clave, su ventaja sería decisiva. Incluso el mero hecho de conocer la evaluación de la posición es una ayuda clave. El ajedrecista se siente a menudo perdido en las complicaciones casi infinitas de una partida y solo con saber si va por el buen camino tendría muchas más probabilidades de ganar la partida. Doble escáner Lo de las bolas o perlas anales es una broma, mientras no se demuestre lo contrario y por mucho que los medios de comunicación nos hayamos vuelto locos con la posibilidad. En un plano teórico sería posible, eso sí, aunque los controles que pasan los jugadores de élite parecen suficientes para evitar este gol al reglamento. En el torneo de Candidatos de Madrid , por ejemplo, los ajedrecistas eran sometidos a un doble análisis: primero pasaban un escáner electrónico, de utilidad evidente, y luego se sometían a otro térmico, dirigido a detectar cualquier objeto ajeno al cuerpo, incluso el más pequeño, aunque no tenga circuitos o esté apagado. Las trampas por internet son mucho más fáciles y menos vistosas, como es natural. En los torneos 'serios', además de la 'webcam' del ordenador, que debe estar encendida, otra cámara muestra el resto de la habitación a los árbitros. Además, se utilizan algoritmos para detectar patrones delictivos o un exceso de movimientos demasiado perfectos, las llamadas 'jugadas de máquina' . Este sistema tiene sus inconvenientes, ya que presupone una culpa no del todo demostrada. Un día inspirado puede despertar las alarmas y poner a cualquiera en el disparadero, aunque no haya hecho nada irregular. Responsables de Chess.com confesaron, de hecho, que hace años llegaron a expulsar de su sala de juego a Alireza Firouzja porque no podían creer que un jugador tan joven jugara siempre de forma tan brillante. Luego analizaron su caso con más detalle y tuvieron que readmitirlo, sorprendidos por el talento del gran maestro de origen iraní. Pese a aquel patinazo, la plataforma es la más beligerante contra Hans Niemann en su disputa contra Magnus Carlsen . Aseguran que el primero ha hecho trampas más veces de las dos confesadas, cuando tenía 12 y 16 años. Vemos otros ejemplos de trampas más o menos recientes, y solo entre las demostradas, porque casos de presuntos inocentes señalados ha habido varios anteriores a Hans Niemann: El año pasado vivimos un caso elocuente. En el primer Campeonato del Mundo de Ajedrez Universitario en Línea, organizado por la FIDE y celebrado del 20 al 25 de marzo de 2011, la ganadora fue descalificada después de que un comité analizara sus partidas. La ucraniana Yulia Osmak , de 23 años, defendió su inocencia y pidió pasar la prueba del detector de mentiras. Hasta 20 jugadores fueron descalificados en aquel torneo, una cifra desalentadora. El gran maestro Igor Rausis, de origen ucraniano, también conocido como 'el tramposo del retrete' Wikipedia Uno de los casos recientes más comentados fue el gran maestro Igor Rausis , de 58 años, pillado in fraganti en el abierto de Estrasburgo de 2019. Fue fotografiado mientras utilizaba su móvil en los servicios durante una partida. El 'tramposo del retrete' fue castigado por la FIDE con seis años sin jugar competiciones oficiales. Un año después, sin embargo, fue visto en otro torneo, que jugaba bajo su nueva identidad, Isa Kasimi . Stein Tholo Bjørnsen Tarjei S. Svensen El caso del noruego Stein Tholo Bjørnsen es histórico por varios motivos. Se trata de un ajedrecista invidente y fue castigado a perpetuidad. El noruego, de 52 años, ya fue sancionado en 2015 con dos años por utilizar un auricular bluetooth y recibir ayuda externa en varios torneos. En 2018, unos meses después de que pasara el castigo, fue sorprendido con un auricular escondido en la palma de su mano durante una partida contra una niña de nueve años. El padre de la pequeña declaró que se trataba de «'doping' electrónico de la peor especie». No solo en el país de Carlsen cuecen habas. En España también hemos tenido casos de picaresca. Uno de los más originales se produjo en Benidorm, en 2017, en el Festival de ajedrez Gran Hotel Bali . El torneo es especialmente atractivo, porque ofrece a los aficionados premios muy elevados, hasta 3000 euros de recompensa para jugadores con menos de 2000 puntos Elo. Justo en ese grupo apareció 'el tramposo del mando a distancia' , que fue expulsado del torneo y de su club, Torrefiel. Se comprobó además que no sabía dar ¡los mates más elementales, carencia que suplía con un transmisor escondido en el pantalón. Así podía enviar y recibir información desde el exterior. Él alegó que se había llevado por descuido «el mando de la tele» de su casa. El código morse, gran aliado Puede parecer difícil transmitir jugadas con dispositivos tan anticuados, pero el viejo código morse resuelve todos los problemas. En ajedrez, además, bastan entre dos y cuatro letras para comunicar una jugada. Uno de los que se aprovecharon del alfabeto desarrollado en el siglo XIX es el italiano Arcangelo Ricciardi , jugador aficionado de 37 años, apicultor de profesión, que fue expulsado en 2015 de un importante torneo en su país tras descubrirse que utilizaba todo un 'kit de espía' escondido bajo la ropa y colgado del cuello. Para transmitir él los movimientos, algo necesario si la partida no se retransmite por internet, llevaba incluso una minicámara. El indio Dhruv Kakkar jugaba con dos móviles pegados con cinta aislante a las piernas Ese mismo año, el indio Dhruv Kakkar , de 19 años, fue pillado en el torneo abierto Doctor Hedgewar con dos móviles pegados con cinta aislante a las piernas. Con uno transmitía las jugadas a un ayudante, identificado como Shubham y situado a más de 200 kilómetros de la sala de juego, y con el otro recibía las recomendaciones del programa Fritz , gracias a un micrófono diminuto escondido en su oído izquierdo. Otro tramposo conocido en España, sobre todo en Navalmoral de la Mata, es el jugador búlgaro Borislav Ivanov , un aficionado que irrumpió en el circuito hace una década al derrotar a una cantidad inexplicable de grandes maestros, como si fuera un niño prodigio. Sospechoso desde el primer momento, varias veces llegaron a quitarle parte de la ropa en busca de algún dispositivo, o lo intentaron, porque las leyes no permiten registrar a los jugadores sin su consentimiento. El gran maestro Max Dlugy dio con la clave: Ivanov escondía algo en los zapatos , aunque fue cambiando de método y en nuestro país descubrieron también podía esconder aparatos en la axila y en otras partes del cuerpo, sujetas con cinta aislante. Pero quizá el caso más relevante de todos, al menos entre los demostrados, fue el de 'los tramposos del SMS' , en el que estaban implicados nada menos que un gran maestro francés, Sébastien Feller, quien logró ganar por métodos ilícitos la medalla de oro en el quinto tablero de su país en la Olimpiada celebrada en la ciudad siberiana de Khanty-Mansyisk, en 2011. Feller, castigado con tres años, contaba como cómplice con el seleccionador nacional galo, Arnaud Hauchard (sancionado a perpetuidad) y con su amigo y maestro internacional Cyril Marzolo . Este último seguía las partidas en directo desde su casa y enviaba al entrenador, por SMS, la jugada que recomendaba el ordenador. Lo más difícil fue descifrar el código por el que Marzolo transmitió a Feller los mensajes registrados, que consistían en números en clave: todos empezaban por 06, luego seguía el número de movimiento y por último la jugada. A simple vista, parecía un número de teléfono, pero se les fue la mano y, con 180 ejemplos, los investigadores pudieron descubrir el código. Con estos antecedentes, queda demostrado que los tramposos más peligrosos son aquellos que son listos y no abusan . Como se decía antes y puede explicar cualquier gran maestro, recibir ayuda en tres o cuatro momentos clave suele bastar para derrotar a un rival superior, al menos en el ajedrez de élite. Una vez conseguida la suficiente ventaja, es más difícil que el rival remonte que en otros deportes, si no se cometen errores graves. En eso el ajedrez se parece más al fútbol que al tenis.

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