viernes, 23 de septiembre de 2022

El orgullo perdido

La Feria Internacional del Queso Fromago atrajo a Zamora a más de 300.000 personas y deja un impacto económico de 12 millones de euros. Una inyección que la provincia necesita como el comer y una forma de mostrar los caminos por donde discurre el futuro de una tierra que hace tiempo dejó pasar los trenes de la industria pero tiene recursos que valen oro. Más allá del rotundo éxito de la feria, que ha llenado de vida mi tierra, sus calles, cada rincón, el auténtico milagro de Fromago, propuesta por la entidad Zamora10 y secundada por el presidente de la Diputación, Francisco José Requejo, casi como una apuesta personal, ha sido devolver, resucitar el orgullo perdido a la ciudad, a la provincia, a sus gentes. Somos hijos de Viriato, hijos de pastores que llevan siglos ejerciendo la Trashumancia, ordeñando, transformando la leche en queso. Lo tenemos todo: la ciencia, la paciencia, el mayor número de cabezas de ovino de Europa. El mejor queso, el mejor sabor. Pero, como tantas otras cosas, han tenido que venir a recordárnoslo, a espolear el orgullo herido de esta tierra que canta sus virtudes hacia adentro, a media voz. El milagro de Fromago ha sido ver, por fin, a una Zamora viva, latiendo, sacando pecho, abierta de par en par a quienes han llegado, cantando a boca llena, en voz alta, todas sus cosas buenas, su historia, sus productos de calidad, su herencia, su legado; mirando al futuro. Una Zamora hermosa que ahora mismo muestra sus recursos naturales en NaturCyl, donde el diputado de Turismo, Jesús María Prada, ha recordado que la provincia es un corazón latiendo, a pesar del terrible incendio de La Culebra; que hay mucho por descubrir y disfrutar. Una provincia orgullosa que este viernes reconoce a los suyos en los Premios de Caja Rural, la gran gala, la gran cita social del año, que lleva un cuarto de siglo galardonando a esos zamoranos que ejercen todo el año sin complejos. Esos complejos seculares que arrastramos no sólo en la Raya Oeste, sino en Castilla y en León, a veces ajenos a nuestra tremenda riqueza patrimonial, a la calidad que atesoran nuestros productos, a nuestros paisajes, a la hospitalidad de nuestra gente. Somos mágicos. Quizá sea ésta, la de sacar pecho, el orgullo, nuestra asignatura pendiente. Tomad aire, cantado a los cuatro vientos.

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