El círculo de Laporta hace aguas

La junta directiva del Fútbol Club Barcelona ha fijado la fecha del próximo 9 de octubre -el Barça juega en casa contra el Celta a las 21:00- la Asamblea General de Compromisarios para cerrar las cuentas de la temporada pasada, y presentar los presupuestos para la presente así como las novedades en las obras del nuevo estadio. La convocatoria es telemática sin que haya ninguna restricción sanitaria que lo justifique. Con el argumento -falso- de que la no presencialidad favorece la participación, Laporta se asegura una tarde tranquila, complicando las intervenciones de los socios de más edad, anulando a la práctica las reacciones espontáneas y manteniendo el límite de 4.451 compromisarios, que es lógico en lo presencial, pero que en lo virtual deja de tener sentido. Si la voluntad fuera la transparencia y la democracia, a Laporta le bastaría una leve reforma estatutaria para que la totalidad de los socios pudieran votar, lo que sin duda sería interesante para la toma de decisiones tan importantes. Por internet no habría ningún inconveniente, o por lo menos ningún inconveniente para los socios. Para Laporta y su junta sería mucho más difícil controlar la indignación y el resultado. Pero pese a la opacidad y a las malas artes, los datos ahí están y no pueden ser más alarmantes. Los ingresos presentados de la temporada 2021-2022 ascienden a 1.017 millones de euros. Sin las famosas palancas, es decir, sin los ingresos extraordinarios por activos que ya no se pueden volver a vender, la cifra se reduce a 750 millones. Los gastos presentados son de 920 millones, de modo que sin las palancas, esta junta habría generado un déficit de 170 millones de euros y no el superávit de 98 millones del que presume. Para la temporada presente, 2022-2023 el presupuesto de ingresos, con las penúltimas palancas activadas, es de 1.255 millones. Estas penúltimas palancas aportan 520 millones, lo que significa que los ingresos reales, en el caso de que el presupuesto se cumpla en su totalidad, que está por ver, serían de 735 millones, 15 menos que la temporada anterior. Teniendo en cuenta que el presupuesto en masa salarial para este curso es de 656,4 millones, al club le quedan menos de 80 millones de euros -claramente insuficientes- para cubrir el resto de gastos. No es de extrañar que en estas condiciones Laporta quiera distanciar al máximo al socio de la participación real y de la capacidad de mostrar su rechazo a una gestión desastrosa. El «círculo virtuoso» que el presidente prometió, asegurando que si gastaban en fichajes para tener un gran equipo volvería el público al estadio y los patrocinadores a llenar las arcas, no sólo no se acaba de cerrar sino que hace aguas por todas partes. Noticia Relacionada Fútbol - Barcelona estandar No El duro encontronazo entre Xavi y Piqué que condena al central Sergi Font El futbolista se quejó por no jugar tras el partido ante el Bayern, actitud que no gustó al entrenador, que le espetó: «Pues ahora vas a jugar menos» El otro gran asunto -y el otro gran escándalo- de la próxima asamblea serán las obras para la construcción del nuevo estadio. La junta ha aprobado finalmente que sea Torrella Ingeniería quien las lleve a cabo, una empresa especializada en la construcción de naves industriales y que no tiene ninguna experiencia en obra pública ni infraestructuras deportivas. Una vez más, la opacidad y el secretismo son las características de una serie de decisiones tan extrañas e irracionales que inevitablemente llevan a pensar en lo peor. Además, que se sepa, Goldman Sachs aún no ha aceptado estas nuevas condiciones ni ha confirmado que las vaya finalmente a financiar. Lo que sí sabemos, y es indicativo de su grado de confianza real en los manejos de este presidente y de esta junta, es que la banca de inversión se ha negado de momento a dar su dinero para la construcción de un nuevo Palau Blaugrana ni mucho menos para lo conocido como el 'espai Barça', que incluía la reurbanización del entorno del Camp Nou y la construcción de un hotel.

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