Cuando el Palacio de la Prensa fue inaugurado en 1928 se convirtió durante una década en el edificio más alto de Madrid hasta la construcción del de Telefónica, en la misma Gran Vía . Entre otros usos, ha acogido a la Asociación de la Prensa de Madrid, cafés, oficinas, viviendas, la sede de los socialistas madrileños y redacciones de periódicos. En ella estuvieron al principio las sedes de la compañía del Teatro de la Barraca, creado por Federico García Lorca, y la de la célebre revista satírica ‘La Codorniz’. Es, precisamente, esta vuelta al origen cultural del emblemático edificio la que se pretende conseguir con el nuevo Plan Especial aprobado ayer por el pleno de Cibeles. Con esta actuación, el Área de Desarrollo Urbano pretende definir, por un lado, las obras que se pueden llevar a cabo para la reforma, que «busca recuperar la morfología original del edificio, en cumplimiento con lo que marca el Plan General de Ordenación Urbana». Y, por otro lado, «estudiar, valorar y controlar la incidencia sobre el medioambiente por el incremento de aforo». El Palacio de la Prensa, el día de su inauguración, en 1928 - AYUNTAMIENTO El Plan Especial afecta a los dos locales situados en la parte trasera del edificio, que ocupan el 25 por ciento de todo el inmueble. Esta modificación permitirá, además, acomodar un aforo mayor, al pasar de las 1.361 personas actuales –que suman los dos espacios– a las 2.455 tras la reforma. Vuelta al origen Tras las muchas transformaciones que ha sufrido el complejo, el Plan Especial plantea una intervención que devuelva el espíritu primigenio del edificio. Para ello, autoriza la reestructuración del espacio interior, que en la actualidad está ocupado por los cines, minicines y la discoteca del Palacio de la Prensa. Asimismo, se recupera la fachada y el chaflán entre las calles Miguel Moya y Tudescos. El espacio interior albergará un local de uso terciario recreativo que se extiende en planta sótano, baja y primera, sobre el cual se diseña un cinematógrafo. El objetivo es potenciar estos locales como cine, teatro y espacio polivalente. Diseñado por Pedro Muguruza, su estética responde a las últimas fases de la arquitectura ecléctica, que recoge influencias de otros grandes arquitectos españoles como Antonio Palacios o Modesto López Otero y de la arquitectura americana de la época, como el Auditorium Building de Chicago, de Louis Sullivan. Es uno de los edificios más significativos construidos en la primera mitad del siglo XX en Madrid y es por ello que fue incluido en el Catálogo de Edificios Protegidos con nivel 2 del Ayuntamiento y en enero de 2017 fue declarado Bien de Interés Patrimonial por el Gobierno de la Comunidad. Esta intervención redundará también en un beneficio para el entorno, ya que mejora el aspecto general de un bien que se encuentra degradado.
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