
Cuando Miguel González, presidente del Atlético Sanluqueño, reunió a sus capitanes para explicarles la complicada viabilidad económica del club un cierto desasosiego se instaló en el vestuario. Isma Gil, veterano portero que militó en el Rayo y fue convocado por Julen Lopetegui para participar en los entrenamientos de la selección de cara al Mundial de Rusia, se unió a la charla telemática. Su cercanía a la AFE le convertía en pieza imprescindible en la negociación. El club andaluz (milita en el grupo IV de la Segunda B) fue el primero en aplicar un ERTE a su plantilla. «Nadie lo quería así. El club siempre ha ido de cara. Nos comunicaron que nos metían el ERTE en abril pero que las mensualidades nos las iban a pagar al cien por cien. Es lo mejor para el club y para los jugadores. Hay un poco de revuelo e incertidumbre en el vestuario pero dentro de lo malo no es la peor solución. Los jugadores hablamos entre nosotros y lo aceptamos», devela a ABC Isma Gil. El cancerbero explica las dudas que surgieron en el vestuario sanluqueño: «Todos somos nuevos en esto. No hemos vivido nunca un estado de alarma ni un ERTE. Alguno antiguamente ha vivido impagos pero esto no. Las preguntas se sucedieron. ¿Qué es un ERTE? ¿Cuánto tiempo va a durar? ¿Vamos a cobrar toda la mensualidad? ¿Si curramos un mes más se nos va a pagar? ¿Cuánto es el tanto por ciento que se va a cobrar? Un montón de preguntas porque ninguno somos abogado». Gil se muestra solidario: «He estado en la elite y veo bien que, no solo a futbolistas, sino que a gente que tiene sueldos muy altos se les toque un poco el salario. Hay que hacer una rebaja equitativa dependiendo del sueldo que tenga cada uno porque los que no van a aguantar esta crisis son los curritos, las pequeñas empresas, familias de niños con sueldos de 1.500 euros...». Y concluye: «Todo esto afectará al fútbol y a los que deben negociar nuevos contratos».
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