lunes, 30 de marzo de 2020

Presidente, únase a su pueblo

Pide a los españoles solidaridad, esfuerzo, sacrificio, paciencia, confianza. Juntos, asegura el presidente Sánchez, saldremos de esto. Bien, ya tiene lo que quiere. Mucho antes de que su Gobierno decidiera actuar, los españoles ya estábamos ajustando nuestras vidas a lo que venía: un virus taimado, escurridizo y mortal. En mi casa, como en la de la mayoría, andábamos convencidos de que este Ejecutivo, es un decir, actuaría sólo después de celebrar su día grande. Así fue. Tuvimos que esperar al 9-M para que se cayera del caballo, sufriera una revelación y se pusiera manos a la obra. Ahora, cuando ha quedado empíricamente demostrada su chapucera incapacidad para gestionar esta crisis, sólo me queda pedirle una cosa: únase usted a los españoles, intente estar mínimamente a su altura, abandone su verborrea de feriante y vacúnese contra ese otro virus tan dañinamente cómplice del Covid-19: el frentismo. Guerracivilismo Presidente, prescinda de asesores inanes. Ahora no toca. No es tiempo de aferrarse a la poltrona sino de coger el timón para sacar adelante a un pueblo, no de sojuzgarlo. Abjure de la ideología pancartera que ha presidido su gestión antes del virus (a.v) y que amenaza con seguir gangrenando todo después de que logremos dominarlo. No, no nos pida sangre, sudor y lágrimas. Es innecesario, visto el ejemplo que a cada segundo le están dando sus conciudadanos. No se lo exija a nuestros sanitarios, militares ni policías. Abandone la oratoria de épica bélica y haga más y mejor por no convertirlos en la brigada ligera que cae masacrada por un enemigo mejor pertrechado. Ármelos de una puñetera vez con la artillería que le han pedido, casi suplicado. Deje su tacticismo político y cumpla usted el primero con los mandamientos de su acelerado BOE. Prescinda de los no esenciales del Gobierno. Esos que, comandados por un vicepresidente tan ineficaz como dañino, aprovechan los tiempos del cólera para practicar lo único para lo que valen: el sectarismo y la pirotecnia. No hay unión posible cuando su aportación a la lucha contra el coronavirus es un tuit incendiario. Una amenaza sin velo a quienes creemos que no se sale de esta tragedia señalando a unos, los empresarios, para dar falsas esperanzas a otros, los trabajadores. Su Gobierno es puro graznido, pollos sin cabeza que cacarean mientras son incapaces de dar una respuesta ni inteligente, ni coherente ni creíble a las preguntas filtradas. Deje de convertir las ruedas de prensa en arengas cuarteleras. Prescinda de ministros tabernarios, de chuscos chistes falleros. Arrumbe de verdad a los juglares del bolivarismo y rodéese de los mejores, sin importar el carné. Únase a las Autonomías, haga lo mismo con la oposición. Escúchelos y deje de ver esta tragedia como una oportunidad para convertir España en un erial arruinado pero republicano. No use a los trabajadores como ariete, así se lo susurren podemitas y sindicatos. Abandone el pernicioso guerracivilismo. Mándelos a casa Sé que le resulta difícil, lo suyo ha sido siempre la factoría de eslóganes. Señalar a unos para reclutar a otros. Cavar la zanja de las dos Españas y para ello ha contado con sus interesados jenízaros de la charlotada. Es tiempo de mandarlos a casa. Que se queden bien encerraditos y mudos. No valen ahora y difícilmente servirán para después del virus (d.v.), cuando tengamos que suturar la herida abierta que deja. Certezas es lo que le piden sus ciudadanos, no sermones guionizados tras los que ocultar torpemente sus fracasos. Sobran demasiados miembros en su (des)Gobierno. Ni tienen autoridad ni merecen serlo. Encuentre el coraje para prescindir de ellos. El valor puede aprenderlo de los ciudadanos que cada día dan ejemplo. Únase a ellos o quédese en casa.

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