domingo, 29 de marzo de 2020

El Liverpool, ante la peor maldición desde Bela Guttman

Ni con 25 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, el Manchester City, ha podido el Liverpool respirar aliviado con vistas a alzar por fin la Premier League. El torneo doméstico inglés se le escapa a los que visten de rojo en Merseyside desde 1992, último año en que lo conquistaron, antes incluso de que la liga adquiera la denominación moderna de Premier. Ahora, víctima de la crisis desatada por el coronavirus, el equipo de Jurgen Klopp se encuentra ante la posibilidad de no poder confirmarse como campeón de la temporada 2019-2020, un escenario catastrófico para un club que, una vez conquistada la Champions League el curso pasado, se había fijado como objetivo absoluto el asalto a la corona del City de Guardiola. Tras una temporada fantástica, la sombra de una maldición sin nombrar sobrevuela al Liverpool, víctima, como lo fue el Benfica, del mal de ojo de alguien de pelaje similar al que en 1962 despedazó las esperanzas europeas del club luso, Bela Guttman. Aquel fue el año en que el técnico húngaro abandonó el barco lisboeta después de no ser satisfecho con el aumento de sueldo que pedía tras ganar de forma consecutiva las Copas de Europa de 1961 y 1962. No ha habido suerte desde entonces para el Benfica, que acumula ocho finales europeas perdidas desde entonces, cinco de la Liga de Campeones y tres de la UEFA. Si finalmente la temporada no se reanudase, posibilidad que coge fuerza por momentos, habría que resolver qué sucede con los clasificados para competiciones europeas, así como con los descensos y ascensos, por supuesto también con los campeones. Por lo pronto, mientras el Telegraph señalaba esta semana al 1 de junio como fecha fijada por la FA para reanudar la competición, las categorías más bajas del fútbol inglés ya han sido suspendidas por el organismo. Entretanto, Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA, puso este sábado el final de junio como límite para ver el balón rodando de nuevo. Del resbalón de Gerrard ante Demba Ba en 2014, el año en que por fin parecía que la liga podía quedarse en las vitrinas de Anfield, a la maldita temporada que tumbó el coronavirus, al Liverpool se le empieza a quedar pegada una maldición que amenaza un futuro incierto. El de todos, por otra parte, en este inmenso valle que ha detenido el fútbol.

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