viernes, 27 de marzo de 2020

El lento regreso de la Liga china

La vida va volviendo a China tras dar por controlada la epidemia del coronavirus, que estalló en enero en la ciudad de Wuhan y quedó acotada a su provincia de Hubei. Gracias a sus dos meses de cierre y cuarentena y a la paralización total del país con confinamientos en todas las ciudades y pueblos, la enfermedad Covid-19 se propagó escasamente por el resto de China. Poco a poco, con muchos controles y restricciones para evitar rebrotes, los trabajadores regresan a las oficinas y las fábricas, abren tiendas y restaurantes y vuelven los atascos a las grandes ciudades como Pekín o Shanghái. Pero todavía no se ha recobrado la normalidad porque las clases siguen cortadas, los cines y teatros continúan cerrados y, un detalle cada vez más importante en este país, aún no hay fútbol. Debido a los rigores del invierno chino, la Superliga (primera división) se celebra entre finales de febrero y octubre. Por este calendario, la mayoría de sus 16 equipos y hasta la selección nacional estaban fuera de China haciendo la pretemporada en climas más benignos cuando se desató la epidemia en Wuhan. Como se recordará, uno de sus equipos llegó a Málaga aquellos días acompañado de sus técnicos españoles, provocando una polémica que contrasta con la ceguera que hubo después, cuando la enfermedad ya estaba en Italia o en nuestro propio país, para no percatarnos de lo que se nos venía encima. Fue hace solo dos meses, pero han pasado tantas cosas desde entonces que parece que ha transcurrido toda una vida. Mientras el coronavirus avanzaba rápidamente por todo el mundo convertido ya en una pandemia, los equipos chinos volvían a casa para ponerse a salvo y esperar el inicio de la liga. Tras retrasarse la fecha inicial del 22 de febrero, su arranque estaba previsto para mediados de abril, cuando se calcula que ya habrá vuelto la normalidad. Pero dicha fecha podría posponerse de nuevo por dos contratiempos que acaban de surgir y que llevan la incertidumbre al fútbol chino. Uno es el positivo por coronavirus que esta semana ha dado Marouane Fellaini, centrocampista belga del Shandong Luneng, ex del Manchester United y uno de los «Diablos Rojos» que llevó a su selección al tercer puesto en el Mundial de Rusia 2018. Tras la concentración de su equipo en Dubái para preparar la temporada, tuvo un permiso del club el 20 de febrero y, al regresar de sus vacaciones, se le detectó la enfermedad y ha sido puesto en cuarentena en un hospital de Jinan, capital de Shandong. A este caso, el primero que sacude a la Superliga china, se suma desde la medianoche del sábado el cierre de fronteras en China para los extranjeros, incluso para los que tienen visados y permisos de residencia, con el fin de evitar un rebrote por los viajeros infectados que vienen de otros países. Esta medida ha pillado fuera de China a muchos futbolistas extranjeros que todavía no habían regresado de sus vacaciones para evitarse las cuarentenas obligatorias al llegar a este país, que obligan a pasar dos semanas en hoteles designados por el Gobierno pero que los pasajeros deben pagar. Esperando a que acabaran estas restricciones, se han encontrado con el veto a los extranjeros, del que solo se libran los diplomáticos y aquellos con visados de cortesía o servicio. Teniendo en cuenta lo futbolero que es el presidente Xi Jinping, habrá que ver si se permite alguna excepción con los jugadores extranjeros. Empiezan a entrenarse Justo antes de que se cerraran las fronteras, el primer gran refuerzo que acaba de llegar a la Superliga es el delantero nigeriano Obafime Martines, de 35 años, para unirse de nuevo al Shanghai Shenhua, donde ya militó entre 2016 y 2018. Martines, que vistió los colores del Levante y ya está en cuarentena, sustituirá a Odion Ighalo, cedido por este club al Manchester United. Mientras se prepara una fecha para el arranque del campeonato, que podría ser a finales de abril o mayo, hay equipos que ya han empezado a entrenar, como el Shanghai SIPG, que ganó la liga en 2018 y está en la Champions de Asia. En Corea del Sur, el segundo país de este continente más afectado por el coronavirus, los representantes de los 22 equipos de sus dos divisiones se reunirán la próxima semana para discutir el inicio de su competición, que debía haber empezado el 29 de febrero, recoge Yonhap. Aunque las autoridades siguen luchando contra la epidemia y detectan un centenar de casos cada día, confían en que el balón pueda volver a rodar a partir del 20 de abril en los estadios surcoreanos. Otra cosa es que haya público en las gradas.

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