martes, 31 de marzo de 2020

Bartomeu pretende tapar su negligencia con dinero público

El presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, sabe que si cierra su mandato con pérdidas, la Junta que gane las elecciones el próximo año le impondrá una acción de responsabilidad y tendrá que avalarlas con su patrimonio. Por ello ha desarrollado esta «adicción al dinero» hasta convertirse en un «yonki de la pasta», según las expresiones de algunos de sus directivos y del resto de sus detractores, siempre menores, en número y en inquina, fuera del club que dentro. Pero ayer, en las distintas entrevistas que concedió, fue un paso más allá en su afán recaudatorio y, siendo consciente de ello o sin darse cuenta, propuso un ejercicio de extremo cinismo y de una flagrante insolidaridad al insistir en que, pese a disponer del dinero suficiente para pagar las nóminas del personal no deportivo de la entidad, gracias a la generosidad de los jugadores del primer equipo, iba igualmente a ejecutar el ERTE. Bartomeu pretende, de este modo, utilizar la solidaria renuncia de los deportistas para tapar los agujeros de su pésima gestión, que el coronavirus ha dejado al descubierto; y que seamos el conjunto de los españoles quienes paguemos las nóminas del personal, cuando él tiene el dinero suficiente para hacerlo. La plantilla del primer equipo ha renunciado al 72% por ciento de su sueldo. El 70% se lo queda el club, para compensar las pérdidas del cierre y el derroche de su directiva. El 2% restante basta para que los trabajadores puedan cobrar íntegramente su salario. A estos 14 millones de euros hay que sumarles los 2 que aportan, con rebajas salariales del 30%, las plantillas de las demás secciones profesionales como el baloncesto o el balonmano, entre otras. La parte de la Junta que quiere hacerse con el gobierno del Barcelona acusa a Bartomeu de «blando» y le echa en cara a Bartomeu que no consiga de sus jugadores un compromiso como el de la plantilla de la Juventus, cuyo sacrificio ha comportado 90 millones a las arcas del club. Los que conocen a Bartomeu y cómo ha gestionado su relación con la plantilla, entienden que tal pretensión es imposible. «En lugar de negociar con los jugadores, ha intentado acorralarles con continuas y malintencionadas filtraciones a la prensa», afirma uno de sus directivos. «Para lograr un compromiso como el de los jugadores de la Juventus, tienes que ser un presidente como Andrea Agnelli, que sabe gestionar una empresa y trata a sus trabajadores como personas y no como mercancía», asegura un exejecutivo del club que conoce bien el fútbol italiano. Constituye un escándalo mayúsculo que el presidente del club que más factura de España, y con un presupuesto de más de mil millones de euros de presupuesto para esta temporada (1.060), se aproveche del dinero que tantas familias en apuros necesitan, y necesitarán, en los próximos meses para disimular su negligencia, cuando sus jugadores han aportado desinteresadamente el dinero para pagar odas las nóminas. Resulta especialmente mezquino que, en la hora más oscura de la historia reciente de España, el presidente de una de las entidades deportivas más importantes del mundo socialice su irresponsabilidad, cargándola al conjunto de los españoles. Más allá de los vericuetos legales que halle para hacerlo, es una afrenta que un club que tanto presume de valores se comporte de este modo mientras todo el mundo intenta arrimar el hombro.

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