sábado, 28 de marzo de 2020

Gietma, punta de lanza de la UME

Si hay una unidad que encarna en esta «guerra» contra el coronavirus los cometidos de «operaciones especiales» en cualquier otro conflicto esa es el Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales: el Gietma de la UME. Son 145 militares -del total de 3.500 de la Unidad Militar de Emergencias- y están especializados en cuatro misiones fundamentales en esta crisis: la desinfección de lugares estratégicos de contagios masivos; la entrada en residencias de mayores; el traslado de enfermos entre hospitales o a hoteles medicalizados; y el traslado de cadáveres y el traslado de los ataúdes al Palacio de Hielo (Madrid), una última misión que han adquirido las Fuerzas Armadas tal y como se reflejó en la Orden de Sanidad publicada ayer en el Boletín Oficial del Estado. Con base en Torrejón de Ardoz (Madrid), los liquidadores del Gietma están liderados por el comandante Luis Álvarez de Lara: «Gracias a Dios esto no es una guerra, pero es cierto que hay que actuar como si fuera una guerra. Y podemos ganarla entre todos, también con el apoyo que nos brindan desde los hogares, permaneciendo en ellos para que haya menos riesgos de contagios». Hasta ayer, esta unidad de «operaciones especiales» contra el Covid-19, junto al resto de la UME, había realizado desinfecciones en 987 hospitales y centros de salud, en 1.325 residencias de la tercera edad y en 2.002 infraestructuras críticas y públicas. Además, ya ha realizado 17 traslados de enfermos en Madrid hacia hospitales, hoteles medicalizados y las instalaciones del palacio de congresos madrileño Ifema. «Esta última misión de traslado de enfermos es la más delicada, pero también la más gratificante. Hay que tomar medidas de protección máximas, pero observar su alivio al poder ir a un sitio donde les atiendan en una habitación y se sentirán mejor, es la mayor de las recompensas. Aunque no hay que olvidar lo doloroso de la situación siempre», explica el comandante Álvarez de Lara. Contagios Según los datos oficiales del Ministerio de Defensa, 172 militares han sufrido contagio por coronavirus, tal y como se informó en la rueda de prensa del Comité Técnico del viernes. Para evitar las infecciones, la protección se hace vital en estas circunstancias. En el Gietma, acostumbrados a otras misiones medioambientales, radiológicas o nucleares, utilizan los materiales de vanguardia: monos específicos para cada misión (desde el tipo 3 al 6 de protección), botas, guantes, gafas, pantallas de protección de la cara y mascarillas al menos de filtro de protección personal 2. El Gietma cuenta además con un laboratorio de identificación rápida (Labir) para analizar restos biológicos o químicos y poder detectar así zonas de riesgo donde puede hallarse el Covid-19. También tiene una sección de reconocimiento e identificación de esos lugares críticos. Estos fueron los primeros en activarse, junto a otros miembros de la UME, en la tarde del domingo, apenas 12 horas antes de que el Gobierno lanzase la Operación Balmis para contener los riesgos de contagio. No obstante, desde el Gietma hace tiempo que se trabaja en buscar soluciones y analizar el impacto del Covid-19. «Desde hace meses», como cualquier crisis de este tipo a nivel mundial, monitorizan su evolución y elaboran informes de asesoramiento. «Cuando el coronavirus pasó a Italia ya observamos que su transmisibilidad era muy alta». Ahí ya se encendieron las primeras luces de aviso. El SARS en 2003 Tomando como referencia el coronavirus de 2003 (SARS), y en base a lo sucedido en China, «podemos concluir que la supervivencia del Covid-19 en aire es relativamente corta (por debajo de 3 horas), pero en diferentes superficies tiene diferentes supervivencias, aguantando en algunos casos hasta nueve días en algunos plásticos, por ello son importantes las tareas que estamos haciendo de desinfección para evitar los contagios», advierte. Además recomienda respetar una distancia prudencial de dos metros con cualquier persona. Disoluciones de hipoclorito y peróxido de hidrógeno con nebulizadores son sus armas. Son la punta de lanza en la epidemia del coronavirus en España. Nuestros soldados en el frente de batalla más duro.

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