domingo, 29 de marzo de 2020

Cuando el futbolista es un entrenador autosuficiente en casa

Sí, ahora el futbolista es su entrenador. Es autosuficiente, en su domicilio. Debe serlo por obligación. La pandemia les ha obligado a imponerse ellos mismos la autodisciplina para obtener la mejor forma física posible en su casita, desde el pasillo al jardín pasando por el salón. Los profesionales pueden usar tecnología punta para ejercitarse muy bien entre paredes. Por supuesto que el trabajo de campo, la carrera en largo, el choque, el disparo a puerta, el centro y el regate hay que hacerlo en el césped y es imposible trabajarlo con tu esposa y los niños al lado mirándote como si estuvieras loco, pero se pueden hacer todas las pruebas físicas para mantener el estado físico. Los aparatos dictan todos los datos a sus preparadores físicos. Tienen que hacer un mínimo de hora y media de entrenamiento físico por la mañana. A veces hay dobles sesiones diarias. El problema es que rompen jarrones en casa y la mujer sale a darles con el mazo Sin que tu mujer salga con el mazo a darte en la cabeza porque ya has roto dos jarrones, cada jugador tiene en su casa medidores de tensión para saber su estado. El futbolista utiliza también pulsómetros para medir el esfuerzo máximo al que pueden llegar en un rendimiento al límite. Es una buena probatura del estado de forma. Zidane, Simeone, Dupont, el «profe» Ortega, todos los cuerpos técnicos controlan a sus jugadores, pero son ellos los que se entrenan y los que miden su telemetría, que traspasan a sus preparadores físicos El profesional emplea el control cardiológico de sus pulsaciones por minuto y control de tiempo de recuperación del esfuerzo. Los aparatos que ha recibido cada futbolista dicta todos sus datos, que reciben sus preparadores físicos. Tienen que hacer un mínimo de una hora y media de entrenamiento físico por la mañana. Hay también planes periódicos discontinuos para hacer dos sesiones diarias, mañana y tarde, a las once de la mañana y a las siete de la tarde. Los jugadores trabajan duro y saben que no pueden engañar a sus jefes, ni piensan en ello, porque solo se les perjudicarían ellos mismos Zidane, Simeone, Dupont, el «profe» Ortega, todos controlan a sus jugadores, pero son ellos los que se entrenan y los que miden sus datos, que traspasan por telemetría y tecnología a sus preparadores físicos. No pueden engañar a sus jefes, ni piensan en ello porque solo se les perjudicarían ellos mismos. El trabajo en casa será clave para el retorno al campo y a la competición. Lo saben. Los especialistas dicen que se pierde un dos por ciento de forma cada semana encerrado y su misión es reducir al mínimo ese perjuicio.

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