domingo, 29 de marzo de 2020

El independentismo sin respirador

El mismo Quim Torra lo reconoció tras la conferencia de presidentes autonómicos del pasado día 22: «Soy el presidente de una comunidad autónoma. Es así». Dijo también que no dudaría en pedir ayuda al Ejército: «Nos va bien que venga y también lo pagamos», siendo la primera vez que lo asumía como propio. Pinchó tanto el globo que la prensa afín trató de disimular sus declaraciones y sólo destacó las más agresivas contra Pedro Sánchez. Sobre todo en Convergència temen que el coronavirus «sea para el independentismo lo mismo que el ataque a las Torres Gemelas significó para ETA». Si el 11 de septiembre provocó que la administración Bush incluyera a la banda armada española en su lista de terroristas, el coronavirus, según el mismo líder convergente «va a enterrar cualquier debate territorial para volver al eje clásico entre izquierda y derecha, es decir, para decidir si reactivamos la economía con mediadas liberales o socialdemócratas». Esquerra deplora la falta de liderazgo real de Torra y que «se ha limitado a atacar a España por la vía de acusar a Pedro Sánchez de irresponsable». Los republicanos creen que «el confinamiento total que hace semanas que pide el president se basa en una visión poco inteligente de la realidad, «llegando a decir a los catalanes que tenían que elegir entre economía o vida, cuando todo el mundo sabe que ambas cosas son la misma». En este sentido, el partido de Oriol Junqueras reivindica que «nosotros hace tiempo que avisamos de que cualquier idea de catalanismo tiene que pasar por la gestión, por la eficacia, por gobernar bien para el conjunto de la sociedad catalana. Por eso hemos favorecido la gobernabilidad en España, por eso queremos aprobar los presupuestos en Cataluña y propiciar un Govern de frente amplio que pueda hacer frente en condiciones a los graves problemas económicos que va a provocar esta crisis». Sólo la CUP está satisfecha con el momento y cree que con el parón el capitalismo quebrará y se podrá imponer su sistema revolucionario. Torra ha intentado colgarse la medalla de haber pedido el «confinamiento total» mucho antes de que sábado el presidente del Gobierno lo decretara, pero su partido defiende mayoritariamente una salida liberal de la crisis, basada en la creación de riqueza, la actividad empresarial y en ajustar el gasto público, «lo que supone, en cierto modo, preferir las soluciones que propone el Partido Popular, que no tiene ningún interés en ayudar a resolver un problema político que ni siquiera reconoce». Los candidatos a suceder a Torra no se atreven a discutirle el liderazgo, pero entienden que «sus intentos de culpar de todo a España mueren cuando no tenemos más remedio que pedir ayuda porque ni los catalanes ni nadie podemos afrontar solos esta crisis». En la lucha partidista, Convergència no da por zanjada la crisis abierta por el encubrimiento del caso de acoso sexual en el departamento de Exteriores. La torpeza de ERC a la hora de gestionarlo podría causarle daños colaterales más allá de la forzada dimisión del consejero Alfred Bosch. Cuando el escándalo estalló a principios de marzo, los republicanos trataron de parar el golpe con dos comunicados en los que, pretendiendo presumir de una reacción escrupulosa, no sólo revelaron que no activaron el protocolo de denuncia policial ante estos casos, sino que situaron al vicepresidente del Govern y coordinador nacional de su partido, Pere Aragonès, al borde del encubrimiento de un delito. Marta Vilalta, secretaria general adjunta y portavoz de Esquerra, confirmó en rueda de prensa que «la dirección del partido tomó la decisión unánime de que el asesor fuera cesado», y que por lo tanto, no sólo el consejero dimitido Bosch, sino también el vicepresidente Aragonès conocía los hechos, y sin embargo no activó el protocolo previsto para estos casos y más bien tapó los hechos escudándose en su guardia partidista cuando los abusos se habían producido en el Govern. Convergència no da por terminado el castigo político que ERC podría sufrir por este asunto y esperará que la investigación aclare el alcance de los hechos, que podría ser más grave y afectar a más mujeres de lo que inicialmente publicó el periódico Ara. De confirmarse, los convergentes irán hasta el final en su exigencia de que se depuren todas las responsabilidades, y no se detendrán ante el hecho de que el vicepresidente Aragonès sea el máximo representante de sus socios en el Govern y candidato de los republicanos para las próximas elecciones autonómicas, cuya fecha se conocerá cuando se aprueben los presupuestos. Unos ridiculizan a Torra y su desobediencia «de pancarta». Los otros acusan de vendidos a los republicanos. Y ambos partidos asumen que el debate independentista menguará en el corto y medio plazo, y que a fin de cuentas, en los últimos dos años, perdieron todos los órdagos que plantearon.

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