sábado, 28 de marzo de 2020

El futuro tras el coronavirus: «Es preferible no jugar que hacerlo a puerta cerrada»

En medio de la cascada de interrupciones, aplazamientos y suspensiones en el calendario deportivo mundial, el fútbol modesto español mantiene el ánimo arrimando el hombro en la batalla contra el Covid-19 y soñando con el esperado día en el que el balón vuelta a rodar. La celebración de goles no borrará el sufrimiento de millones de familias, pero será una señal más del final de la pesadilla sanitaria que vive ahora España. A directivos y plantillas les preocupa, y mucho, el cuándo se reiniciará el campeonato porque el tiempo corre en contra, pero también el cómo. «No debería ser a puerta cerrada. El fin de semana que vuelvan las ligas tiene que haber aficionados en las gradas, sin ellos no somos nada. El fútbol, tampoco». No quieren marcarse fechas ni plazos. La Segunda B y la Tercera división asumen el mensaje de prudencia y responsabilidad lanzado esta misma semana por la Federación Española e insisten en que el fútbol y la competición deben reanudarse cuando la sociedad retome la normalidad. Los clubes modestos son conscientes de que serán las autoridades sanitarias las que marquen los tiempos y las condiciones en las que volverán a celebrarse los goles, pero sí reclaman que el día del regreso sea también el del reencuentro con sus aficionados. No solo por razones sentimentales, también de supervivencia. «En estas categorías no vivimos de las televisiones, aquí lo que nos permite seguir adelante a la mayoría de los equipos son recursos más tradicionales como las taquillas, los bares de los campos o las rifas de los descansos», explica Bernardo de la Cruz «Berni», exjugador del CP Villarrobledo hasta hace un año y ahora su presidente. Jugar a puerta cerrada privaría a su entidad de unos ingresos vitales. «El Villarrobledo va muy al día en ingresos y gastos. Más o menos, lo que hacemos por taquilla en un día de partido es el que gastamos la siguiente jornada para el desplazamiento, con ese dinero pagamos el hospedaje y el autobús. Para nosotros, jugar con público en nuestro campo es fundamental, pero también por respeto a los aficionados». El coronavirus forzó la interrupción de la liga en Segunda B a falta de diez jornadas y el equipo albaceteño tiene pendientes cinco partidos en el Municipal Nuestra Señora de la Caridad, estadio al que todos los vecinos de esta localidad conocen como el «Barranco del Lobo». Disputarlos a puerta cerrada provocaría al Villarrobledo un agujero de más de 10.000 euros. Una fortuna para una entidad que está peleando por la permanencia. «La mayor parte de la gente que viene al campo son socios y ellos no pagan. Solo pasan por taquilla entre un 10 y un 20 por ciento de los espectadores que acuden al Barranco del Lobo, hacemos una media de 2.000 euros. Eso es lo que te cuesta ya el hospedaje y el autobús para el siguiente partido fuera de casa. Ese dinero es vital». Acabar la Liga a puerta cerrada sería viable para el fútbol profesional porque la televisión cubre el mayor porcentaje del presupuesto de los equipos de Primera y Segunda división. En Tercera división, el cuarto escalón de este deporte en España, finalizar el campeonato sin público provocaría una herida letal. «Para jugar a puerta cerrada, no jugamos», afirma Juan Andrés Hidalgo, presidente del Azuaga extremeño. Por eso, pide prudencia y que el regreso no se precipite. «Cuando se vuelva, que sea con todas las garantías, pero para todos, jugadores y aficionados. Todos juntos». Antonio Jesús Cobos, entrenador de este mismo conjunto de Badajoz, se muestra muy elocuente al ser preguntado por ABC. «Lo tengo muy claro. El fútbol sin gente es un ‘mojón’. Cuando se reanude la liga no tendría sentido jugar sin aficionados». «¿Cómo vamos a privar a nuestra gente de ver a su equipo una vez se acaben los confinamientos? Con todo lo que estamos pasando, la vuelta del fútbol supondrá una gran alegría para todos las aficiones. ¿Cómo vamos a cerrar los campos para que no vayan? Que no se nos olvide que lo único insustituible en el fútbol son los hinchas», recuerda el técnico. Mientras llega el día del regreso, el fútbol modesto teme otro «roto» que puede dejar el coronavirus y los dirigentes advierten de que habrá patrocinadores, en muchos casos empresas familiares, que no puedan cumplir los contratos ya firmados. «Al final tendremos que hacer lo que nos digan, desde las territoriales y desde la RFEF, pero nuestro voto siempre sería un no a jugar a puerta cerrada. Necesitamos a nuestra gente», concluye Bernardo de la Cruz. Las Veredillas, el campo del Torrejón, club madrileño - Estadios Futbol Los bares, una importante fuente de ingresos Un domingo mañanero en un estadio del fútbol modesto es más que un partido entre dos pueblos vecinos. En estos campos se pueden encontrar también pequeños templos gastronómicos donde los aficionados disfrutan de caldos reconfortantes en época de frío y de esos deliciosos bocadillos y pinchitos preparados por los propios directivos. En algunos casos, una improvisada barra y una sencilla plancha sirven para colmar a sus visitantes, y para alegrar las arcas de los clubes. El Azuaga es uno de los conjuntos, según afirma con orgullo su presidente, que más afición reúne en la Tercera extremeña y no solo por las habilidades de sus futbolistas. Para el equipo de este municipio de Badajoz, que cuenta con 530 socios, el bar supone la mitad de sus ingresos en cada uno de sus encuentros. «Aquí el fútbol es algo más que un partido. La gente sube al campo para echar la mañana viendo a su equipo y luego tomando un aperitivo en nuestro bar. Es ya una especie de tradición que luego se remata en el pueblo con el café», afirma Juan Andrés Hidalgo, su presidente. «Entre taquilla, la caja de la cantina y la rifa, por ejemplo de balones firmados o de un jamón, podemos hacer una recaudación de unos 2.500 euros por partido», detalla. «Solo en árbitros tenemos que pagar 550 euros en cada partido que jugamos como locales. Si no ingresamos, ¿cómo pagamos?», se pregunta.

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