sábado, 28 de marzo de 2020

La vida se impone pese al Covid-19: «Hay que seguir con los partos»

Marina nació a las siete y media de la tarde del pasado domingo ajena a la tempestad. Ella no se inmuta, pero a su alrededor todo está revuelto por culpa de un virus que tiene al mundo en vilo. Los ojos de Ángeles, su madre, le transmiten amor del puro. Una enorme sonrisa de alegría se oculta tras la mascarilla blanca que también lleva puesta su padre, Juan. El parto de su segunda hija ha ido bien. En medio del caos generalizado por el Covid-19 la vida sigue abriéndose paso. No hay flores ni visitas en la planta de maternidad. La atención está centrada en la seguridad sanitaria de pacientes y profesionales. «Todo es un poco más triste», admite sola con su bebé en la habitación Ángeles, que es además enfermera de Neonatología allí, en el Hospital Universitario Puerta de Hierro. Este es uno de los cuatro centros públicos donde se han derivado estos días todos los partos en la Comunidad de Madrid para minimizar el riesgo de contagios. «Mis compañeras se han asomado a vernos desde la puerta. Nadie entra pero hay que entenderlo», señala por teléfono. 24 horas después de dar a luz, Ángeles recibirá el alta prematura. Una práctica que estos días se generaliza en todas aquellas mujeres cuya situación clínica y la de sus bebés lo permita. Tendrán que volver 48 horas después para someter a la niña a la revisión con el neonatólogo. Las parejas pueden entrar al paritorio siempre que no presenten síntomas del virus. Aunque después deberán marcharse. «Solo en caso de cesárea estamos dejando que se quede el acompañante porque es más duro para la mujer», explica Elisa, coordinadora de matronas en Majadahonda, que ahora asume a las parturientas de los hospitales de Alcorcón, Móstoles y El Escorial. Las consultas ginecológicas no urgentes se han cancelado. «Pero las ecografías del segundo y tercer trimestre hay que hacerlas», recuerda. Todo es un poco más impersonal, aunque muy profesional. «Las madres siempre vienen nerviosas, pero ahora un poquito más», reconoce la jefa de matronas mientras cubre los huecos que le salen en la planilla semanal. «Claro que nos falta ese gesto de cariño, cogerle la mano a la madre, esa caricia al bebé… No queda otra. Pero si hay que ayudarles con el enganche, o en lo que haga falta, lo hacemos», afirma mientras se oye el trajín al otro lado. «Vamos a tapar agujeros», advierte orgullosa de que su gente, seis matronas de día y cinco de noche, se ofrezca para doblar turnos si es preciso. «Evidentemente la vida sigue, los partos siguen y aquí nosotros tenemos el ritmo normal del paritario», señala. La gran salvedad, además de las medidas de protección, es que se han duplicado las camas en las habitaciones, antes individuales. El lunes había siete mujeres ingresadas con Covid en Puerta de Hierro y ya se habían practicado tres partos, por vía vaginal y por cesárea. Estas gestantes permanecen aisladas en la planta de contagiados, no en la de maternidad. Solo a ellas se les separará del bebé, que será entregado a un familiar si es negativo. «No afecta a los fetos» Desde el hospital ofrecen un mensaje de calma para las que esperan. «El virus no afecta a los fetos en crecimiento, no hace malformaciones congénitas», asegura el jefe de Ginecología y Obstetricia, Tirso Pérez de Medina. «El feto percibe el sufrimiento de la madre solo en el caso de las madres con complicaciones como neumonía aguda. Y es ahí cuando debemos actuar con rapidez», añade el responsable de la unidad. «Ahora tenemos pacientes de todas las edades gestacionales: 22 semanas, 31, 37… Tendremos que decidir si sacar al feto en la que esté peor. Las demás, permanecen en planta Covid, monitorizadas», explica. Siete ginecólogos y siete residentes de medicina general atienden los paritorios del Puerta de Hierro, donde ahora subirán su media de nueve nacimientos diarios. «Aquí la vida no se interrumpe, hay que seguir adelante», resume el jefe del servicio.

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