Siempre que el Atlético hace pública la lista de convocados para un partido, el aficionado rojiblanco se percata de una ausencia cada vez menos sorprendente. No hablamos de un jugador que no goce de la confianza de Simeone ni de una pieza que esté dentro del engranaje de las rotaciones. Se trata de un peso pesado del vestuario, todo un capitán al que las lesiones llevan años lastrando. Hablamos de José María Giménez (1995, Uruguay). Han pasado siete primaveras desde que el joven central procedente del Danubio FC llegara al Vicente Calderón. Había jugado menos de veinte partidos con los mayores, pero la dirección deportiva lo tenía claro. La idea era pulir a aquel chaval de 18 años recién cumplidos hasta convertirlo en un central para el primer equipo. Y a la vista está que fue todo un éxito. La paciencia y confianza de Simeone dieron sus frutos y Giménez es hoy un referente en el club y es considerado uno de los mejores defensas del mundo. Por desgracia para él, prácticamente desde su fichaje, su cuidada formación como futbolista se ha visto entorpecida por sus largas estancias en la enfermería. Y es que Giménez ha sufrido como rojiblanco más de veinte lesiones, impidiendo a su entrenador contar con él en cerca de setenta partidos. Esta cifra ha hecho que sea más común tenerle entre algodones que en el terreno de juego. Una constante peligrosa, pues deja al equipo sin uno de los teóricos titulares. Un habitual en la enfermería Todo empezó en febrero de 2014 con una lesión en la pantorrilla. Aquella sería la primera de muchas. Pero lo que es peor es que su estado físico ha ido hacia abajo temporada tras temporada de manera paulatina. Si en la 2014/15 solo sufrió una lesión, en la 2015/16 fueron tres, las mismas que en la 2016/17. En los años venideros, en la 2017/18 y en la 2018/19 los periodos de baja ascendieron hasta cinco. En la 2019/20, y a falta de tres meses para las vacaciones, son cuatro etapas en el dique seco. Cierto es que, pese a las continuas lesiones, su temporada más regular fue la 2017/18, cuando alcanzó la cifra máxima de partidos disputados, con 38. Entonces, como en la selección uruguaya, era el compañero habitual de Godín en el centro de la zaga y ambos formaban una pareja como pocas. No obstante, su participación decreció en la 2018/19 hasta los 29 partidos, aumentando su estancia en la enfermería de manera considerable. Y es que hasta tres de las cinco lesiones que padeció le dejaron en el dique seco más de veinte días y un total de 13 partidos: una lesión muscular, otra en la pantorrilla y una última en el codo. Un año para olvidar, un calvario para el jugador. Camino de su peor año El pasado verano el Atlético afrontó una remodelación obligada en la plantilla que reequilibró las fuerzas dentro del vestuario. Las salidas de pesos pesados como Godín, Juanfran y Filipe concedieron a Giménez no solo el honor de ser uno de los veteranos, sino el de ser uno de los capitanes. Así, a la espera de que Felipe y Hermoso se rodaran con Simeone, Savic y él estaban destinados a la titularidad. Y así fue hasta que dejó de ser posible. En el partido de Champions contra el Bayer Leverkusen, Giménez cayó lesionado. Era el 23 de octubre. Reaparecería el 14 de diciembre, pero solo para disputar cuatro partidos. Un edema muscular durante la Supercopa de España le volvió a borrar del mapa. Y como es habitual en el Atlético, no dar a conocer el tiempo de baja estimado añadió más incógnitas a la situación del jugador. Finalmente, después de más de un mes de recuperación, Giménez volvió a una convocatoria el 14 de febrero ante el Valencia. Más tarde repetiría contra Villarreal y Liverpool. No jugó ningún minuto. El Espanyol era una fecha marcada en rojo en el calendario para su reaparición sobre el césped, pero de nuevo, sin llegar a vestirse de corto, una desafortunada lesión le devolvió a la enfermería. Esta vez por unas molestias en la rodilla. Hasta la fecha, las lesiones han impedido a Giménez participar en 16 encuentros, habiendo disputado solo 15 en lo que va de temporada. Así las cosas, o mucho cambia su suerte, o el uruguayo llegará a verano con la cifra más baja de partidos jugados desde que asomó la cabeza en el once titular del Atlético, allá por 2014. De ser así, sería su peor año, justo cuando más importante es en la plantilla.
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