lunes, 2 de marzo de 2020

El salto de la felicidad de Pablo Torrijos

La felicidad absoluta estaba ahí, a 17,18 metros. A tres colosales brincos casi perfectos. Pablo Torrijos (Castellón, 1992) llevaba cinco años esperando alcanzar una marca como la lograda este pasado fin de semana en el Nacional en pista cubierta de Orense. Hace un lustro, con solo 22 años, sorprendía batiendo el récord de España absoluto y convirtiéndose en el primer atleta español en superar la barrera de los 17 metros. Fue en Antequera, durante otro campeonato de España indoor en el que entró en los libros de historia con un salto de 17,03. Apenas unos días después se colgaba la plata continental en Praga mejorando por un centímetro ese registro. Cruzaba con honores a la categoría de gran promesa del atletismo español. Pero desde entonces, y aunque lo rozó en varias ocasiones, no lo había vuelto a lograr. Solo en el Campeonato de España al aire libre de 2018, en Getafe, se fue hasta los 17,23. Su salto fue invalidado por un viento ilegal de 2,2 m/s. «Nunca me impacienté. Soy muy positivo y sabía que antes o después llegaría este momento», explica Torrijos a ABC horas después de conseguir su récord, ya más reposado tras el éxtasis inicial. «Y dicen que lo bueno se hace esperar... La realidad es que siempre he confiado en mí, en mi trabajo. En todos estos años no he tenido días de plenitud, pero he sido regular. Tal vez no salía el número, pero yo sí me sentía mejor atleta». Su sexto salto en Orense, el del récord, acabó por fin con ese lastre. «En la carrera ya notas que va a ser bueno. Iba muy colocado y salí equilibrado de los dos primeros saltos. Ahí sientes que el pie está en su sitio, que llevas el ángulo perfecto, que todo va unido y que sales impulsado hacia delante cada vez más rápido...». El 17,18 le dio, por descontado, su sexto título nacional y también la mínima para los Juegos de Tokio, el gran objetivo de la temporada y el bálsamo que mitiga la cancelación del campeonato del mundo de Nanjing, el primer gran evento que se suspendió por culpa del coronavirus. A él habría llegado con la tercera mejor marca mundial del año: «Al lograr el récord ni me acordaba, pero sí que pesa un poco la suspensión», se lamenta Torrijos para, inmediatamente, sacudirse de encima la decepción: «Era una buena oportunidad y tenía muchas opciones de hacerlo bien. Pero ya está, a pensar en el verano». Será, de nuevo, si el coronavirus lo permite. Porque la epidemia también pone en riesgo su segunda experiencia olímpica. De la primera, Río 2016, no salió muy satisfecho, por lo que tiene las ganas de un principiante: «Hace nada pensaba que no se iban a suspender, pero tal y como están las cosas... Hay bastante histeria social y espero que todo se acabe solucionando. No ya por los Juegos, sino por la cantidad de gente vulnerable a la que puede afectar». Futuro Policía Si no se tuerce, Torrijos irá a Tokio recién graduado en Criminología. Solo le queda por defender su trabajo de fin de carrera. Su intención es comenzar cuanto antes a preparar las oposiciones para Policía Nacional. «Tengo sueños más allá del deporte y me gusta ayudar a la gente, ser cercano y cumplir un servicio público» Sobre su labor concreta, tiene dudas: «La Udyco (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) es la más llamativa por las películas, pero aún no he pensado mucho en ello». Con todo, aún espera estar muchos años dedicado de forma exclusiva al atletismo: «Quiero alargar mi carrera al máximo. Me gusta entrenar, soy un apasionado del atletismo y no me supone ningún esfuerzo ser tan metódico». Torrijos, como todos, de vez en cuando se emociona pensando en una gran marca, aunque su búsqueda de la perfección se rige por otros baremos: «Estoy en un momento en el que me motiva más la regularidad. Prefiero hacer 17,10 de forma consistente antes que saltar un día 17,50. Claro que quiero hacer grandes marcas y uno siempre piensa hasta dónde podrá llegar. Pero para mí el éxito es conseguir esa regularidad y dar el máximo siempre, aunque la marca no sea tan llamativa. Tampoco tengo el físico para saltar 18 metros». Torrijos entrena en Madrid y coincide de forma habitual con la troupe de Iván Pedroso que se concentra en Guadalajara (Yulimar Rojas, Nelson Évora, Ana Peleteiro...). Otro ejemplo del buen trabajo que se está haciendo en España con los saltos: «Es una maravilla verlos entrenar. Soy un privilegiado porque en noviembre, solo viendo su técnica, ya tuve claro que Yulimar iba a batir el récord del mundo este año». La venezolana lo logró en Madrid, el 21 de febrero, con un salto de 15,43.

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